Navarra
El negociador
Las formidables revelaciones de LA RAZÓN relativas a la investigación del «Faisán» muestran en toda su extensión y crudeza lo que la mayoría absoluta de los españoles ya intuíamos. Lo de ETA siempre ha sido cosa de Rubalcaba. Esencialmente de Rubalcaba. Sobre el rasputín de Solares recae la autoría intelectual de una negociación política ilegal, ineficaz e inmoral planteada de tú a tú con una organización terrorista. De cabo a rabo. Sin tiempos muertos. Con algunas vacilaciones de orden táctico. La autoría intelectual de los atropellos cuyo desenlace parcial es la presencia institucional de ETA en el País Vasco y Navarra, y el 20-N en Cortes Generales, reside en quién es el verdadero inspirador y promotor de una desastrosa política antiterrorista que apenas merece tal nombre. Es Rubalcaba la persona que ha concebido y alentado siniestras ideas que sus correligionarios se han encargado de llevar a la práctica.
Y es Rubalcaba, por consiguiente, el responsable primero y último de los torcidos renglones que se han escrito de un tiempo a esta parte en el combate contra los desalmados del hacha y la serpiente.
Sorprende poco que quien para bien y para mal tiene el Estado en su cabeza tomara ya las riendas de los tanteos con los esbirros de Ternera y con el propio prófugo antes de aterrizar en el Ministerio del Interior. Por eso no es descabellado que siga reteniendo el timón ya salido del gobierno. Son todas causas más que suficientes para que el negociador Pérez Rubalcaba nos explique por qué la banda terrorista ETA ha llegado a un punto en el que no nos mata pero no nos deja vivir.
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