Cataluña
El nuevo poder
Nadie cuestiona su liderazgo, y se nota. A tres años del Congreso de Valencia, donde algún díscolo aún afloraba, Mariano Rajoy se siente más seguro que nunca. El último eslabón de José María Aznar, en su discurso de León, revela que el actual líder del PP cuenta con un apoyo incondicional. Con enorme sutileza, Rajoy ha logrado anteponer los intereses de todos a las personas. Sólo así se conquista el poder. Quienes antes le criticaban musitan ahora en silencio, porque lo importante es desalojar a Zapatero. Aznar lo dijo al suceder a Felipe: ahora toca limpiar España. Todas las encuestas otorgan al PP una holgada mayoría absoluta. La temida debacle socialista de mayo pronostica un mapa territorial terrible para Zapatero y una antesala definitiva para Rajoy. Pero el líder gallego, prudente, sabe que en política cada día es una eternidad. De ahí que su discurso sea algo más moderado que el de Aznar y que mantenga buenas relaciones con el hombre fuerte de Cataluña en Madrid, Josep Antoni Duran Lleida, y con el presidente del PNV, Íñigo Urkullu. Su lema no puede ser excluyente, sino integrador, para ese «milagro» español, en palabras de María Dolores de Cospedal. Le aguarda una tarea difícil. Si los pronósticos se cumplen, deberá gobernar la dura realidad de una nación deshilachada y con las arcas vacías. A estas alturas, los españoles no están ya para músicas dulces, sino para honradez, eficacia y sentido común. Son las claves del nuevo poder.
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