Cataluña

«La visita es histórica hay que venir y vivirla»

La noche en Barcelona se llenó ayer de luz para recibir al Santo Padre. Muchísimos catalanes llenaron la plaza de la Catedral y sus alrededores con velas para acoger masivamente a Benedicto XVI. Y el Santo Padre respondió a la demostración de afecto, y salió saludar y a bendecir a los fieles, acompañador por el cardenal arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, desde el balcón del Palacio Episcopal

«La visita es histórica, hay que venir y vivirla»
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Los congregados en la plaza de la Catedral no daban crédito y a muchos se les escaparon las lágrimas. Miles de personas llevan unas cinco horas en las calles esperando la llegada del Papa, que aterrizó en el aeropuerto de El Prat a las 21:07 horas. Su Santidad fue recibido en las mismas instalaciones aeroportuarias por el presidente de la Generalitat, José Montilla y el obispo de Sant Feliu de Llobregat, Agustín Cortés, entre otros.

Tras el recibimiento, recorrió el trayecto en un coche blindado hasta el Palacio Episcopal, donde pasó su única noche en su viaje a España. Ante la llegada del vehículo oficial a la plaza de la Catedral, muchísimos creyentes, la mayoría jóvenes, estaban más que emocionados.

El entusiasmo se pudo palpar mucho antes en el centro de la Ciudad Condal. Sobre todo jóvenes y familias desfilaron, con la bandera del Vaticano a modo de bufanda o capa y con las caras pintadas de blanco y amarillo, por Via Laietana y Portal de l'Àngel hasta la plaza de la Catedral. Convocados a través de asociaciones cristianas y de las redes sociales miles de ciudadanos quisieron darle la bienvenida al Papa «porque esto sólo pasa una vez en la vida, es histórico y hay que vivirlo», manifestó la pequeña María. A su lado, Francesc no se cansó de entonar cánticos de exhaltación y recibimiento al Santo Padre. «¡Olé, Papa, olé!» o «Viva el Papa, viva», fueron algunos de los lemas con los que Francesc animaba a los presentes. Muchos decidieron pasar la noche en vela para poder ver esta mañana cómo parte Su Santidad, que cenó «carn d'olla» y panellets, hacia la Sagrada Familia. La plaza de la Catedral se quedó pequeña.



Los jóvenes aclaman a Benedicto XVI
La plaza de la Catedral se llenó ayer de miles de barceloneses y creyentes llegados de diferentes puntos de Cataluña y España, pero sobre todo, de juventud. Multitud de niños y jóvenes amenizaron la espera de la llegada del Papa al Arzobispado de Barcelona ayer por la noche con risas, cánticos y alegría. En grupos de amigos o en familia, los jóvenes quisieron acercarse al máximo a Benedicto XVI para mostrarle a él y al mundo que la fe no decae. «Gritaremos ‘¡Bienvenido!' y todo lo que nos salga del corazón», proclamaba María poco antes de que el Santo Padre aterrizara en Barcelona. «Vengo porque tienen el apoyo de todos los jóvenes» aseguró Belén, de 26 años. Y el centro de la ciudad se convirtió en la fiesta de la fe.


Barcelona, blindada
Agentes de los Mossos d'Esquadra y de la Guardia Urbana llevan días patrullando por los alrededores de la Sagrada Familia para preparar el dispositivo de seguridad previsto para la visita del Papa y para garantizar el avance de los trabajos de acondicionamiento del templo y su entorno. Hoy se sumarán a estos policías agentes de la Guardia Civil y de la Policía Nacional, además de efectivos de la Casa Real, la Policía Vaticana y el Ejército del Aire. Cerca de 20.000 policías trabajarán conjuntamente en un operativo sólo comparable al desplegado en 2002 con motivo de la Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la Unión Europea. Desde la calle Lleida de Barcelona, donde está ubicado el Centro de Coordinación, se dirigirá a los miembros de cada cuerpo para que la ciudadanía y Benedicto XVI puedan disfrutar de esta visita. Bomberos y sanitarios cierran este macrodispositivo.