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Delincuentes galácticos por Francisco Pérez Abellán

Delincuentes galácticos por Francisco Pérez Abellán
Delincuentes galácticos por Francisco Pérez Abellánlarazon

La Policía española señala a Ángel Suárez Flores, «Cásper», como una figura importante en el crimen organizado. Le hace responsable de hasta seis secuestros y le declara presunto autor de una gran lavandería de dinero negro. Los métodos del presunto habrían sido de gran contundencia, como capturar a la víctima, apuntarle a la cabeza y exigirle toda la cocaína. En ocasiones, acompañado de sus cómplices, podría haber utilizado un soplete para taladrar la carne del secuestrado y hacerle confesar. Cásper habría estado, según los cálculos policiales, durante dos décadas evitando ser identificado y librándose de la cárcel. Esa suerte se le ha terminado. Desde el pasado año está tras las rejas, implicado en un presunto robo de dos mil kilos de coca a traficantes. Cásper se dedicaba a ese más difícil todavía que es robarle a los ladrones. La Audiencia Nacional acaba de completar su imputación con seis secuestros.
Cásper, al que llaman así por el fantasma de la película homónima de cabeza rapada al cero, es un viejo conocido marcado como ladrón de arte por haberse llevado varios cuadros de la casa de Esther Koplowitz, en 2001, entre ellos, dos obras de Goya. En su contra tiene siete testigos protegidos que declararán por algunos secuestros brutales. La Policía ha intervenido a la banda una gran cantidad de propiedades. Cásper tiene varias inversiones importantes en Ucrania y Brasil.

Mucho más modesto, pero también el primero en lo suyo, la Policía presenta al «alunicero» Jonathan, de 26 años, con una larga carrera delictiva, que comenzó cuando tenía siete años robando coches caros, ropa de lujo y perfume. Desde pequeño, Jonathan ha sido un hacha a la hora de escapar de la Policía. Lo hacía con gran habilidad, incluso cuando no llegaba a los pedales y necesitaba atarse enormes trozos de madera a los zapatos para salir disparado por las calles del poblado de chabolas de Getafe.

Una vez que dominaba el robo de coches, comenzó a implicarse en supuestos actos de alunizaje. Jonathan, perito en lunas, golpea las de los escaparates, y en menos de dos minutos, los vacía, llevándose todo lo que encuentra de valor, en especial trapos y colonias de marca. Jonathan es templado, estable, calculador y seguro al volante. Sabe esperar su oportunidad y no le asusta la cárcel ni la Policía. Suele darla dos semáforos de ventaja.

Pese a su juventud, estuvo casado y lidera una banda con todos sus miembros españoles. A lo largo de su larga experiencia ha sido detenido quince veces. Tiene en su haber ocho órdenes de busca y captura. Y se atreve con todo. Incluso, supuestamente, es capaz de asaltar los juzgados de Valdemoro para llevarse un alijo de droga. En la última captura, cuando los agentes le imputan medio centenar de robos y atracos, cayó con toda su banda. Según cuentan vivía en un chalet de Seseña, Conducía un BMW y se le hace responsable del golpe que levantó 19 vehículos de alta gama de un concesionario, acto por el que el dueño llegó a ofrecer 100.000 euros por una pista para recuperar los coches. Jonathan está acostumbrado presuntamente a salir a escape. Le aburre lo obvio, persigue lo bueno.

Jonathan y «Cásper» son viejos conocidos de la Policía y hay quien dicen que son reyes en lo suyo: el del «volcado de droga» y el del «alunizaje majestuoso», el Jonathan, el menor coronado de adulto triunfante, que ha hecho carrera sin que las autoridades hayan sido capaces de corregirlo. Dos nuevas figuras delincuentes.