Londres
Maria y Rafa
Sospecho que la mayoría de los aficionados al tenis teníamos el secreto deseo de que la final de Wimbledon la ganara Maria Sharapova, que de nuevo está en la élite. Todos los españoles, supongo, tenemos el declarado deseo de que Rafa Nadal gane otra vez en Londres, aunque su oponente, Djokovic, sea ahora su bestia negra.
Maria tiene el encanto de la belleza, del «glamour» (la debería fichar Florentino Pérez), e inevitablemente no se puede deslindar su cuerpo de su juego. Nadal ha encandilado durante varios años a millones de muchachitas porque tenía la magia de su arrebatadora juventud unida a su tenis ganador. Sharapova, por cierto, derrotada por la checa Petra Kvitova, a quien por contraste se compara con Navratilova, ha cruzado ya el mundo de la pasarela, de las fotos para revistas del corazón, y ahora ha de recuperar tenísticamente los triunfos de antaño. Nadal también está en un mundo distinto. Actualmente, ha de luchar por recuperar el número uno, en poder de Djokovic, lo que hace poco más de una año se podía considerar inverosímil porque entre ambos estaba Federer.
Djokovic ha derrotado a Nadal en cuatro finales. Su mejora ha tenido que ver con un cambio en la alimentación. Los problemas estomacales han desaparecido y ofrece parecida resistencia a la que muestra Nadal, aunque éste es más temible en el quinto set. Es cuando desespera al contrario.
Posdata. Hay clubes de fútbol que no acompañan los deseos con dineros. Sus fichajes son brindis al sol.
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