Sevilla
Los manifestantes 20
Al Gobierno andaluz le cuesta encajar que sean los funcionarios los que le están poniendo contra las cuerdas. Hasta ahora se pensaba que sólo los trabajadores del metal podían acojonar, con los pasamontañas, con las piedras y la nube negra de humo de neumáticos. Los tiempos están cambiando. Los curritos de cuello blanco le están ajustando a Griñán el nudo de la corbata. La clave está en la organización. Estos manifestantes no van a tirar de la pancarta con el mono azul. La mayoría ha pasado unas oposiciones del Estado. Son ingenieros, biólogos, técnicos pata negra. No tienen los dedos astillados de apretar tornillos. Saben hacer páginas web, introducir la información por la red, aprovechar los momentos de debilidad ajena, amartelar a los medios de comunicación.
A la Junta de Andalucía no le ha quedado otra salida que dar un paso atrás, repucharse y tramitar ahora el «decretazo» de reordenación del sector público como Proyecto de Ley. En la Consejería de Hacienda saben que o calman las aguas o va a ocurrir lo que más temen: que no es un motín en San Telmo, sino algo peor, que las protestas de los funcionarios despierten a los andaluces de esta siesta que iniciaron hace treinta años. El día que Andalucía se levante de la siesta, el PSOE se va a la oposición.
La consejera de Hacienda ha tenido que entrar por el aro y que el decreto se someta ahora a la discusión parlamentaria. Lo que debería haber sido el cauce normal desde el principio. Sin embargo, el Ejecutivo andaluz optó por esquivar la Cámara y convalidó en sólo 48 horas un decreto-ley enviado por el tobogán de las urgencias. Después de que el portavoz socialista Mario Jiménez llamara «radicales» a todos los manifestantes sin la pegatina de CC OO y UGT y situara su comportamiento fuera de la Constitución, después de que el presidente andaluz dijera, al día siguiente de la macro manifestación de Sevilla, que el «decretazo» iba para adelante, ahora la Junta trata de dulcificar las formas. Que vayan aprendiendo los del pasamontañas, las piedras y el humo negro de las ruedas de neumático. El éxito es de los manifestantes 2.0. porque el mono azul ya no sirve para buscar la nómina debajo de los adoquines.
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