Trinidad Jiménez: Segura y orgullosa de su rotunda silueta

MADRID- La estética de Trinidad Jiménez (Málaga, 1962), con quien Gómez sólo parece compartir una reluciente «sonrisa profident», es otro ejemplo del cambio que el look socialista ha sufrido en el último tiempo. Su evolución estilística es notable y, aunque lejos queda ya aquella imagen suya con cazadora de cuero, que fue descartada por sus «jefes» para su campaña como candidata a la Alcaldía de Madrid (año 2003) porque salía demasiado guapa, la responsable del Ministerio de Sanidad luce cada vez más moderna. Pero sin pasarse.
«Trini», como se hace llamar en el eslogan de su campaña –«Trini puede»–, representa el tipo de mujer trabajadora, activa, joven de espíritu y positiva. Fan absoluta de los pantalones rectos y/o anchos, y de las chaquetas de todo tipo –excepto las de tweed que, si bien lucen algunas de las otras ministras, ella parece identificarlas con la derecha–, se muestra muy segura de sí misma y orgullosa de su rotunda silueta. Por eso no tiene complejos al mantener siempre impecable su maquillaje y las mechas –cada vez– más rubias totalmente naturales, que en tantas ocasiones se identifican con las mujeres de la derecha. Tampoco duda en llevar la básica camiseta ajustada blanca debajo de blusones semitransparentes o blazers, como tampoco se resiste a llevar chaquetas cortas que dejen ver sus caderas.
Sus colores «de batalla» son, además, siempre neutros, discretos y con escasas concesiones a los estampados y joyas. Aunque como mujer coqueta que es, Trinidad Jiménez no puede ocultar su pasión por los collares y pendientes, casi siempre de inspiración boho y étnica, herencia probablemente de los años que pasó en Guinea Ecuatorial como profesora de la UNED.
«La ministra de Sanidad representa muy bien los valores de su persona y de su postura política, y es muy coherente con su estilo. Ella sabe lo que le favorece y por eso lo mantiene», afirma David Cabaleiro.