Parla

Brindis entre reformas okupas e hijos pródigos

La Constitución congregó un año más a cientos de personas en Sol

Aguirre saluda a Gallardón, Leguina y Henriquez de Luna
Aguirre saluda a Gallardón, Leguina y Henriquez de Lunalarazon

MADRID- A pesar de que esta vez la convocatoria se celebró con unos días de adelanto, la Real Casa de Correos se llenó ayer un año más de cientos de personas con motivo de la celebración del día de la Constitución. Una fiesta la que los «okupas» –léase tanto los del 15-M que ya llevan casi una decena de edificios «tomados», como el alcalde de Parla y su encierro de 24 horas en Sol–, la reforma de la Ley Electoral propuesta por el Grupo Popular en la Asamblea, y las presencias –y ausencias– de algunos «notables» de la política madrileña del presente y el pasado, marcaron las conversaciones de la mañana.
Mientras en un rincón del patio un corrillo de alcaldes populares (faltaron muy pocos) celebraban el éxito de su formación en las generales, en la otra punta era la Delegada del Gobierno, Dolores Carrión, quien protagonizada una despedida ante su inminente salida del cargo. Fue su último acto institucional antes de la llegada del nuevo Gobierno a La Moncloa. Apenas hubo presencia de representantes nacionales, una reunión de Rajoy en Génova impidió la presencia de líderes populares y obligó a la presidenta a acabar la fiesta antes de tiempo. Antes, durante su discurso Esperanza Aguirre había apelado a «reforzar los consensos, buscar la concordia, subrayar lo que nos une como españoles y huir de querellas estériles», al igual que hicimos en 1978 para elaborar la Constitución.
Entre los más solicitados estuvieron en vicepresidente regional, Ignacio González, a quien todos querían felicitar por su nombramiento como secretario general del PP de Madrid; el presidente del Atlético de Madrid, Enrique Cerezo, por la clasificación del equipo para la Europa League; y el ex consejero de Sanidad, Juan José Güemes, que volvía por primera vez a un acto institucional (porque a la presidenta sí que ha ido a verla varias veces) tras su salida del Ejecutivo de Aguirre.
Los sindicatos intentaron que en la fiesta se hablara de la «marea verde». No en vano llevaron a la anfitriona una carta y una camiseta, pero el asunto pasó desapercibido. Igual que las palabras del líder del PSM, Tomás Gómez, que quiso tener su minuto de gloria hablando de su tranvía.