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Es favorito por Julián García Candau
Dar por terminada la Liga cuando el Madrid tenía diez puntos de ventaja no era pronóstico descabellado. Ni siquiera ahora que hay sólo seis, es excesivamente arriesgado manifestarse a favor de la conquista madridista. Cazar a un equipo que tantas veces manifiesta capacidad extraordinaria para derrotar a cualquier adversario es tarea harto complicada. Incluso para el Barcelona. El Madrid, si no cae en el histerismo a que lleva a los jugadores su entrenador en determinados partidos, lo probable es que no pierda diferencias hasta el partido del Camp Nou.
No lo va a tener fácil el equipo madridista porque le restan partidos muy difíciles. Ciertamente, no puede respirar tranquilo si examina el futuro con Osasuna, Athletic y Atlético, además del propio Barça por delante, pero tiene capacidad suficiente para sumar los tres puntos de cada confrontación.
El Madrid, si juega a su aire, y más cuando recupere a Di María, debe imponer su gran capacidad goleadora. Alguien ha dicho que el Barça te hace sufrir y el Madrid te mata. El contragolpe madridista tiene la potencialidad de la que no puede disfrutar ningún equipo europeo. La del Barcelona es otra historia. También tiene facilidad para batir al meta contrario, pero le cuesta más y, en ocasiones, depende en exceso de la inspiración de Messi. El Madrid con Cristiano, Benzema e Higuaín se basta con dos pases para obtener el gol.
Al Real Madrid le falta muy poco para contentar hasta a sus más exigentes seguidores: que Mourinho crea más en los artistas.
Posdata. A los árbitros ya se les puede llamar ladrones. No está castigado.
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