Granada
El Oviedo
El final de la temporada liguera nos ha proporcionado la novedad de ver de nuevo en las dos grandes categorías del fútbol a clubes con historial como Granada, Murcia, Alcoyano y Sabadell. Los cuatro vivieron tiempos dorados en Primera División. El Murcia, no hace tanto, y el regreso de los cuatro a Primera y Segunda es casi motivo de satisfacción general, si tenemos en cuenta su pasado.
Da cierta pena, por todo ello, que el Oviedo viva casi olvidado. Hasta hubo quien propuso fundirlo. Fue club de Primera y con historial brillante. El Oviedo es recordable desde Florenza y Argila, Casuco, Gallart, Lángara, Herrerita y Emilín, su delantera eléctrica, Falín y Alarcón, Antón y Galé, Carlos Tartiere y Chuché –jugador y presidente– Paquito y Sánchez Lage, Juan Manuel y Carrete, Galán y Marianín, y un largo etcétera de grandes jugadores que triunfaron en Buenavista.
Sorprende que la sociedad ovetense casi haya dado por bueno que su club milite en la indiferencia de la Segunda División B. No bastan los más de 14.000 socios que lo mantienen. Hacen falta gentes que acepten el reto de recuperar la imagen de un club que estuvo 38 años en Primera y el mismo número de temporadas en Segunda. Su gran caída comenzó con el comienzo del presente siglo. Tal vez esta temporada alguien toque a rebato.
Hay clubes que, por circunstancias económicas o ciudadanas, ya no están para aventuras, como sucede con los históricos Real Unión de Irún, Arenas de Guecho y Europa. El caso del Oviedo es distinto al de cualquiera de ellos. Posdata. José María del Nido, presidente del Sevilla, denuncia la insolidaridad del reparto televisivo. Predica en el desierto.
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