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Un juicio ejemplar por alta traición
Vestido con el uniforme de camuflaje y unas gafas de pasta negras, el soldado Bradley Manning, que hoy cumple 24 años, se presentó ayer ante el juez en el Fuerte Meade (Maryland) en una audiencia programada para decidir si se le juzgará en una corte marcial o civil. Ha estado confinado durante 19 meses con 22 cargos contra él.
NUEVA YORK- El más grave por «asistencia al enemigo» que supone una violación del artículo 134 del Código Unificado de Justicia Militar y supone alta traición. Un delito que está tipificado con pena de muerte aunque el Ejército norteamericano ha asegurado que la pena máxima a la que se enfrenta es a cadena perpetua.
Manning dejó claro que esta causa será larga y no piensa darse por vencido. Tranquilo, apenas movió los dedos para jugar con un bolígrafo. Sólo se le escuchó decir al juez Teniente Coronel Paul Almanza, «sí, señor» y «no, señor» cuando le preguntó si había entendido los cargos contra él y más tarde si tenía alguna cuestión. David Coombs, su defensor civil, solicitó a Almanza la consideración de su renuncia del proceso contra Manning. El teniente coronel es fiscal de carrera en el Departamento de Justicia, que lleva a cabo una investigación criminal contra Julian Assange, fundador de Wikileaks. Un dato que entendía que podría comprometer sus valoraciones, pero que fue desestimado por el juez. Además, el representante de Manning indicó que Almanza denegó a la defensa llamar como testigos a «las autoridades originarias de la clasificación (por ser miembros del Gobierno estadounidense)», aunque sí aceptó declaraciones no juradas de esas personas.
Antes de la audiencia, expertos legales militares explicaron a los periodistas que Almanza podría realizar la recomendación en ocho días de si se debe someter a Manning a una corte militar. Según el procedimiento, la sugerencia que salga de la audiencia del Fuerte Meade se remitirá al general del Ejército Michael S. Linnington, comandante del distrito militar de Washington. Pero Linnington también podría elegir otros caminos para decidir el destino del joven soldado. Incluso, si aplicar un castigo administrativo o desestimar algunos de los 22 cargos que hay contra él. En la puerta del Fuerte Meade, varios manifestantes protestaron contra el confinamiento de Manning, al que se refieren como héroe. Precisamente, este lugar, ubicado entre la capital de Washington y Baltimore, es la sede del Cibercomando de EE UU. Su misión incluye proteger las redes informáticas como en la que Manning supuestamente se infiltró y de la que descargó documentos clasificados de Irak. Considerado también un villano, sus abogados defienden que la revelación del material apenas ha causado daño a Estados Unidos.
Mientras tanto, ayer en Reino Unido el Tribunal Supremo decidió que considerará la apelación contra la extradición de Assange a Suecia por un caso de acusación de violación de una mujer y coerción a otra. Algo que se ha interpretado como una maniobra de Washington para hacerse con el australiano una vez que llegue a Estocolmo. La decisión preliminar del Alto Tribunal británico permite a Assange comprar tiempo, pues la primera audiencia sería en febrero.
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