Pekín
Sin piedad con Francia
España camina con paso firme hacia los Juegos Olímpicos de Londres, donde su principal objetivo será desquitarse de la derrota ante Estados Unidos hace cuatro años en Pekín. El equipo que dirige Sergio Scariolo ha saldado con victoria sus cuatro primeros partidos de preparación y está ofreciendo muy buenas sensaciones. La última prueba la tuvimos ayer, en un encuentro que tuvo muy poco de amistoso y en el que Francia lo intentó todo para no encajar su quinta derrota seguida ante la Selección española, pero no pudo hacer nada ante la superioridad en la zona de Pau Gasol y Serge Ibaka (38 puntos y 20 rebotes entre los dos).
Más allá del resultado, que no tendrá ninguna trascendencia en la cita olímpica, lo mejor del partido fue el regreso de Juan Carlos Navarro a la disciplina española, tras un mes de baja por culpa de una fascitis plantar. La «Bomba» apenas disputó sus primeros seis minutos en esta fase de preparación, pero fueron suficientes para demostrar que llegará a la capital inglesa en buenas condiciones y preparado para el asalto al oro olímpico.
Los enfrentamientos entre España y Francia ya se han convertido en un clásico en el baloncesto del más alto nivel. Se nota que ha florecido una rivalidad que va más allá de lo deportivo porque en la pista no hay regalos ni amistosos que valgan. Los jugadores juegan como si fuera una final en cada partido y la tensión se palpa en cada jugada. El mejor ejemplo de todo esto, y el peor en el resto de sentidos, lo ofrecieron ayer Rudy Fernández y Michael Gelabale, que acabaron expulsados por enzarzarse en una jugada sin importancia. Tenían cuentas pendientes.
Scariolo aprovechó el choque para probar diferentes defensas durante algunas fases, aunque ninguna acabó de funcionar demasiado bien. Sí quedó satisfecho el técnico italiano con la labor de sus hombres altos, muy superiores a los galos a pesar de la ausencia de Marc Gasol por precaución.
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