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Rajoy centra su campaña en ligar las siglas del PSOE con el desempleo

El PP calienta motores con un vídeo sobre los cinco millones de parados

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La última encuesta del CIS, en la que por primera vez Mariano Rajoy supera a José Luis Rodríguez Zapatero en intención de voto, ha sido la última gota que ha colmado el vaso de la satisfacción «arriolista», es decir, de los que en Génova defienden con fervor la teoría del sociólogo Pedro Arriola de que el PP tiene que arriesgar lo menos posible porque si no se equivoca, si no moviliza al contrario, verá pasar por delante de su puerta el cadáver de su adversario. Hoy están más crecidos que nunca.

Ya antes de este último barómetro «oficial» en el cuartel general de Génova tenían dibujada una hoja de ruta con Rajoy dedicado prácticamente en exclusiva a la crisis y al paro, sin mancharse los pies en el lodo de otros debates políticos. A cuatro días de la pegada de carteles esa estrategia está completamente validada y durante las dos semanas oficiales de mítines el líder popular repetirá por todas las «plazas» que visite un mensaje monocorde y con pocos titulares, o ninguno, que se salgan de su ya conocido argumentario económico.

Hoy es una evidencia que Rajoy ha ido limando su perfil a medida que se aproximaban las elecciones, restándose incluso a sí mismo protagonismo en cualquier debate ajeno a lo que le interesa, venderse hasta los ciudadanos como la alternativa que repetirá la política que en el 96 sacó a España de la crisis.

Contraofensiva
También es evidente que la campaña va a estar muy marcada por la sucesión y las primarias del PSOE, para lo que el PP ha diseñado su propia contraofensiva. Fuentes de la dirección explicaron ayer a este diario que el partido cometería un error si se pierde en disquisiciones personalistas: en discutir sobre si debe cargar las tintas contra Rodríguez Zapatero o volcarse ahora en el candidato «in pectore», Alfredo Pérez Rubalcaba, y en su álter ego, la ministra Chacón.

La contraofensiva popular al debate personalista con el que el PSOE busca movilizar a su electorado se basa en centrar su diana en las siglas del PSOE, de tal modo que la crítica –a Zapatero, a Rubalcaba o a Chacón– sea siempre sobre ese telón de fondo. ¿Por qué? Pues porque el objetivo electoral del PP, con las luces largas ya puestas, es decir, pensando en las generales, va dirigido a que penetre entre la ciudadanía el mensaje de que el PSOE ha vuelto una vez más a «arruinar» a España, y que no es un problema de personas, sino de políticas.

El mejor ejemplo es el vídeo electoral que ayer lanzó Génova para seguir explotando el filón del paro contra el Gobierno. Son poco más de dos minutos, pero demoledores desde el punto de vista propagandístico. El hilo es una secuencia de imágenes enlazadas de declaraciones de Rodríguez Zapatero y de algún otro dirigente socialista, como Rubalcaba, Blanco, Salgado o Pajín, proclamando sus equivocados pronósticos sobre cuándo se iba a poner en marcha la recuperación y qué iba a pasar con la sangría de parados.

Y como complemento, un gráfico en color rojo con las cifras del desempleo, que va ascendiendo paulatinamente sin descanso a medida que avanza el recorrido del mandatosocialista. Para terminar, las imágenes dan paso a un rótulo en el que sobre un fondo rojo, el color corporativo del PSOE, se puede leer: «No da igual. 4.910.200 parados. Marzo 2011».