Castilla y León
Más de cien empresas palentinas sacan adelante un comedor social
Palencia- Abril es el mes marcado en rojo en el calendario de Pepe Calderón para ver hecho realidad uno de sus sueños por los que tanto ha luchado en la vida: un comedor social para ayudar a los más necesitados y a los que menos tienen. Las obras avanzan a buen ritmo en este centro, ubicado en la calle Pintor Oliva de Palencia, que estará a pleno rendimiento en el cuarto mes del año para atender a unos cuatrocientos comensales cada día en cuatro turnos distintos. Sólo darán comidas, excepto a algunas familias que necesitan también de una cena y a las que se les dará alimentos envasados para que se los lleven.
Y es que no es un proyecto cualquiera. No costará ni un solo euro gracias a la solidaridad de la sociedad palentina. Más de un centenar de empresas de la ciudad lo están haciendo posible, cada una a su manera aportando lo que pueden. El presidente del Banco de Alimentos de Palencia y de la Asociación Virgen de la Soledad señala, orgulloso, a La Razón, que toda esta ayuda es altruista. Desde el local, de 240 metros cuadrados de planta y doscientos de sótano, donado para este fin por el empresario palentino Mariano Hernando; pasando por el diseño arquitectónico del centro, elaborado por Guillermo González; hasta por el mobiliario de la oficina de la entrada, regalado por la Cadena Ser de Palencia; e incluso la instalación eléctrica, que ha sido posible gracias a la aportación de 15.000 euros de La Caixa. Los trabajos de albañilería, calefacción, electricidad, la pintura, los equipos informáticos... todo, es gratis y desinteresado.
«Este comedor es como si fuera mi hijo», señala Pepe Calderón, siempre contento, como el nombre que llevará este centro, y alma máter de este solidario proyecto que pone de manifiesto que en la vida no hay nada imposible cuando hay ganas e ilusión por hacer cosas.
Calderón asegura que su objetivo a largo plazo es donar este comedor social a la ciudad de Palencia y a los palentinos. «Sin su apoyo, todo esto no sería posible», señala, tras emocionarse al pensar en muchas familias a las que ayudó hace más de catorce años y que ahora devuelven su ayuda a los necesitados.
El inmueble aprovechará también los alimentos que sobran cada día en los hoteles de la ciudad de Palencia, y también se nutrirá de las campañas que las cadenas de supermercados y algunas entidades privadas realizan también a lo largo del año. Calderón reconoce que cuando salen a la luz cada mes los datos del desempleo se echa a temblar. Y explica que el perfil del que demanda alimentos ha cambiado mucho en los últimos años y que ahora hay muchos matrimonios, autónomos que se han quedado sin trabajo y carecen de recursos. Pero no se amilana y asegura que nunca se cansará de pedir para poder ayudar a los demás.
Unas quince personas, entre cocineros y voluntarios, muchos de ellos personas que han cometido algún delito menor y han sido condenadas a labores sociales, atenderán en este comedor. De los pocos ingresos de que disponen que no sean de subvenciones de la Junta, del Ayuntamiento o la Diputación, los obtienen del comercio solidario que tienen en la calle Mayor de Palencia, en el que venden de todo y con cuyas ganancias pueden hacer frente a las facturas de la luz, el agua o la gasolina de los vehículos que tienen para repartir los alimentos.
Y es que Pepe Calderón es un hombre inquieto. No ha terminado aún este proyecto, que le ha traído muchos quebraderos de cabeza con los vecinos, y ya me confiesa que no dejará este mundo sin antes haber cumplido otro viejo sueño: conseguir un edificio, por supuesto gratuito, para que las personas sin hogar de la ciudad puedan tener también un lugar en el que poder dormir. Un ejemplo.
Más de 1,2 millones de kilos de comida en 2011
El Banco de Alimentos de Palencia repartió el pasado año más de 1,2 millones de kilos de alimentos entre los más necesitados. Solo en la pasada Navidad han sido doce mil los kilos de comida que han recogido y repartido gracias a la solidaridad de los palentinos. Pepe Calderón señala que cada vez son más las personas a las que ayudan y que cada sábado acuden a la llamada más de doscientas familias, muchos matrimonios que se han quedado sin trabajo y apenas tienen para poder vivir. Por eso se ha embarcado en este comedor social, para ayudar a diario a los que lo necesitan, porque desde el Banco de Alimentos no puede hacerlo. El presidente se muestra orgulloso de trabajar para los demás y avanza que a lo largo de este año se modificarán los estatutos en uno de sus apartados para que nunca nadie pueda cobrar por su trabajo en el Banco de Alimentos.
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