Nueva York
El nuevo plan de EE UU ataja la sangría en las bolsas
Conocido admirador de las tesis del economista Milton Friedman, que propugna que cuando hay crisis de liquidez el banco central debe «arrojar billetes desde un helicóptero, para que todos puedan recogerlos y la economía no se paralice», el gobernador de la Reserva Federal (FED) se ha ganado el sobrenombre de «helicóptero Bernanke».
Ayer, muchos esperaban que, dado el riesgo que hay de que Estados Unidos caiga en una nueva recesión que arrastre al resto del mundo, Benjamin Bernanke hiciese honor a su apodo y realizase otra compra masiva de bonos del Tesoro para inyectar liquidez en el sistema que facilitase la recuperación. Pero no fue así.
Tipos hasta 2013
Tras analizar la situación, y pese a concluir que el crecimiento de la economía de EE UU hasta junio ha sido «considerablemente más lento de lo esperado por el Comité», la FED se limitó a mantener los tipos de interés por debajo del 0,25% para intentar que la economía estadounidense recobre un crecimiento robusto [ver más información en página 36].
De la misma forma que la compra de deuda española e italiana por parte del BCE tuvo un efecto balsámico sobre la prima de riesgo de ambos países, la intervención de la FED llevó algo de cordura a los últimamente atolondrados mercados y cortó la hemorragia de los últimos días.
Empezando por Wall Street. Tras su desplome del lunes, los rumores extendidos antes de la apertura sobre la posibilidad de que Bernanke adoptase algún tipo de medida para evitar que Estados Unidos caiga en una segunda recesión la llevaron a abrir en positivo. Y aunque las palabras del presidente de la FED fueron acogidas con cierta decepción e incluso produjeron un retroceso del 1,8%, al cierre de esta edición Wall Street subía un 3,98%.
El verde de Nueva York repercutió de forma inmediata en Europa. Tras una apertura de sesión pavorosa, con pérdida de más del 7% en la bolsa de Fráncfort incluida, los selectivos se fueron dando la vuelta de forma paulatina a partir de la entrada en liza del Dow Jones. Al final del día, Londres ganó un 1,89%, mientras que París se anotó un 1,65%. Fráncfort no tuvo tiempo suficiente para recuperar la gran cantidad de terreno que perdió en los primeros momentos de cotización pero, aún así, cerró plana (-0,1%).
El único parqué que no aprovechó la oportunidad fue el español. El Ibex 35 perdió un 0,36%. «Los mercados están muy débiles y se dejan arrastrar por las malas noticias», explica Soledad Pellón, de IG Markets sobre el comportamiento del Ibex 35.
Volatilidad
Que los mercados se tomasen ayer un respiro no es, a decir de los expertos, suficiente para hablar de una normalización en los mercados, en una coyuntura en la que la teoría de la recuperación en W –una nueva recesión antes de superar la primera– parece abrirse paso cada vez con más fuerza en vista de la ralentización en el crecimiento de Estados Unidos y los problemas de Europa. «Para que los mercados crezcan de forma sostenible, deben ver una solución creíble a la crisis de deuda. Hasta que eso ocurra, podrían caer más», dijo a Reuters Ted Scott, director de estrategia de F&C.
En lo que a la prima de riesgo se refiere, el alivio persistió. Como el lunes, el diferencial entre el bono español a diez años y el alemán volvió a reducirse hasta los 271 puntos básicos, su nivel más bajo desde diciembre, después de que la rentabilidad de la deuda descendiese hasta los 5,082%. También la prima italiana mejoro y cerró el 282 puntos básicos.
La poco ortodoxa maniobra del BCE de comprar deuda española e italiana –unos 4.000 millones, según la prensa alemana–, confirmada ayer por Jean Claude Trichet, siguió dando sus frutos y su presidente está dispuesta a sostener la apuesta en el tiempo. «Está visto que cuando el problema se centra en la periferia las compras del BCE funcionan y la renta variable lo cotiza al alza», explica Soledad Pellón.
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