Europa

Asturias

«Todos merecemos que se nos respete»

Nunca un kilómetro de distancia fue tan significativo como el que se vivió ayer en la marcha «Sí a la vida» de Madrid. El trayecto que sube desde la plaza de Cibeles a la Puerta del Sol se convirtió en una fiesta a favor de la vida, con múltiples reivindicaciones y protestas

IGNACIO, MACARENA, LUCÍA Y ANA Estos cuatro jóvenes voluntarios expresaron que «el aborto es siempre un asesinato». Criticaron que «últimamente el Gobierno está optando por una política de defensa de la muerte. Habría que cambiar esta cultura de la muerte
IGNACIO, MACARENA, LUCÍA Y ANA Estos cuatro jóvenes voluntarios expresaron que «el aborto es siempre un asesinato». Criticaron que «últimamente el Gobierno está optando por una política de defensa de la muerte. Habría que cambiar esta cultura de la muertelarazon

Los miles de asistentes expresaron su malestar por las políticas del Gobierno en contra de la vida con pancartas en las que se leía «El aborto no es un derecho, es un delito», «Aborto igual a genocidio» o «Zapatero: cada paso un fracaso».

Familias enteras se congregaron a la hora del ángelus en las inmediaciones del metro de Banco de España, lugar de inicio de la movilización. «¿Cuándo empieza, papá?», preguntaba Ignacio, de cinco años, que junto a sus dos hermanas y sus padres esperaba impaciente el arranque de la marcha. Francisco, su padre, intentaba apaciguar los ánimos del pequeño mientras admitía que «citas como ésta son muy importantes porque hay que concienciar a la gente para que salga a la calle a luchar por un derecho fundamental como la vida».

Los carritos de bebés también abundaron en el recorrido, lo que corroboraba simbólicamente una de las críticas más oídas: la Ley del Aborto. «Este Gobierno está permitiendo que se cometa un genocidio en toda regla al permitir el aborto», admitía indignado un cura de Alcobendas. Sus palabras las apoyaba una feligresa de su parroquia, que no dudaba en afirmar que «España está sufriendo una política que, lejos de apoyar la vida, da facilidades para acabar con ella».

Los niños, protagonistas
La reivindicación fue una de las señas de identidad de la concentración, pero por encima existía un sentimiento festivo y de exaltación de la vida. El grito «Sí a la vida, alegre y divertida» fue una constante durante todo el recorrido, que estuvo marcado por la participación activa de los más pequeños de la casa. «A los hijos hay que inculcarles unos valores y una educación basada en el respeto de la vida, que sepan que más allá de la explicación científica existe el amor de un Dios creador», afirma Diego, un ingeniero que acudió junto a dos de sus hijos e intentaba localizar a otros tres más que formaban parte de los 700 voluntarios.

La afluencia fue masiva desde todos los rincones de España. Mirando la cuesta de la calle Alcalá se vislumbraban pancartas de grupos provida llegados de Canarias, de Toledo o de Asturias. Además, ondeaban al viento banderas de Francia, de Portugal y de Polonia, dando cuenta de la magnitud y de la repercusión internacional del «Sí a la vida».Los que más llamaban la atención eran los polacos por sus trajes y una pancarta que portaba el lema «En Polonia o en España, el aborto es asesinato».

«Queremos recordaros que todos tenemos el mismo derecho a que se nos valore por nuestras capacidades y no por nuestras limitaciones. Todos nos merecemos que nos respetan y quieran», exclamó como epílogo desde el escenario de la Puerta del Sol en nombre de los discapacitados Vicente Moraleda.