El Atlético un líder convincente

Faltó la intensidad de Mónaco, pero el Atlético se volvió a gustar, volteó al Sporting, jugó un buen partido y se convirtió en el primer líder del campeonato. Los rojiblancos están enrachados, son letales en ataque, sólidos en defensa y, pese a que la elaboración del juego es su asignatura pendiente y tiene algunas lagunas, Quique ha encontrado el camino para que el equipo sea un bloque con hechuras, con jugadores de calidad y con argumentos, por ahora suficientes, para competir a un alto nivel.

¿Hasta dónde puede llegar este Atlético? Difícil respuesta. Sabida es la irregularidad de los rojiblancos, pero el equipo ha arrancado como una moto, convencido de que los buenos principios sirven para cimentar los éxitos. La goleada al Sporting refrenda que el camino elegido por Quique es el correcto.

 El partido ante los asturianos tenía trampa, conocida la idiosincrasia del Atlético. Sin embargo, el equipo salió muy enchufado y poco a poco fue minando la resistencia de los asturianos, flojitos en defensa e inocentes en ataque. Pese a que Preciado lo intentó todo, acabó llevándose una goleada y algunas dudas por el comportamiento de los suyos.

Y fue Jurado el primero en disipar las dudas. El de Sanlúcar, que deja el Atlético para incorporarse al Schalke 04, aprovechó un rechace, a la salida de un córner, para marcar un golazo y poner a los de Quique en la senda de la goleada. Se gustaban algunos jugadores como Reyes, Agüero –obsesionado con el gol– , Ujfalusi, Forlán, y el Sporting sufría las oleadas del Atlético. La movilidad de Reyes y Jurado, que no eran fijos en las bandas, le quitaba profundidad al equipo, pero desconcertaba al rival porque por los costados aparecían el Agüero y Forlán. Golpeaba el Atlético, pero entremezclaba poesía con relajación y el Sporting se estiró con Carmelo, Barral y De las Cuevas. Se acercaba al área de De Gea y mostraba sus carencias ofensivas ante el seguro meta madrileño.

Fue Diego Forlán el que dio el segundo golpe tras una jugada imposible de Agüero, en donde hubo suerte en el último rebote antes de que marcase el uruguayo. Sin llegar a la excelencia, con poca elaboración en el medio, pero con una transición rápida y certera, el Atlético encarrilaba el partido y se encaminaba a por el liderato.

Pudo marcar De las Cuevas nada más comenzar el segundo periodo, pero allí estaba De Gea para impedirlo. El partido transcurría por la mismos derroteros, con el control absoluto del Atlético en plan mandón y convencido de que con espacios podía hacer más goles.

Y así fue. Había quemado Preciado las naves con Sangoy y Nacho Novo cuando el Atlético sacó el tiralíneas y entre Agüero, Reyes, Ujfalusi y Forlán dibujaron un precioso gol. Faltaba uno para ser líderes y Forlán y Agüero se empeñaron en hacerlo. Mario Suárez, Diego Costa y Simao tenían sus minutos de gloria y fue el portugués el que en el último segundo marcó un golazo que pone al Atlético en la cabeza. Ser líder después de ganar la Supercopa sirve para sacar pecho y sentirse orgulloso. Y eso es lo que hicieron anoche los rojiblancos, que hoy se pasearán por Madrid con la cabeza muy alta.