Relaciones laborales
Del pesebre al asfalto por Alfonso Merlos
Han perdido la calle, la razón y el trasero con el último Gobierno del PSOE. Y van camino de perder las subvenciones. La reacción de la dupla Méndez-Toxo a la reforma Báñez es tan previsible como irresponsable, inoportuna, hipócrita y tóxica para el interés nacional. No pueden estar más confundidos aquellos que mientras cada español de infantería está dejándose el pellejo por la recuperación y la remontada vuelven a la carga con sus monsergas cutres y sus planteamientos caducos. ¿De verdad pasa la solución por más pancarta, más frentismo, más desórdenes y más retórica marxista de lucha de clases? ¿Hemos terminado de perder el juicio?
Dejemos de tomar al personal por lo que no es. El Gobierno de Rajoy, en oscura alianza con los empresarios, no pretende convertir a los empleados en siervos; ni echar tierra sobre los derechos laborales más fundamentales; ni está obsesionado con transformar a las personas en mano de obra de usar y tirar. Apartemos el cáliz de la propaganda y las mentiras de líderes sindicales, que quizá estén aún bajo los efectos de la resaca tras la borrachera de millones que han ingerido en los pacíficos años de ZP. Hace tres décadas lamentó Margaret Thatcher que para hacer progresar la libertad y la prosperidad de los británicos fue menos arduo desembarazarse del enemigo exterior (quienes provocaron la guerra de las Malvinas), que del interior (unos líderes obreros autistas y antipatriotas). Por fortuna, aquí el desafío es menor. Los españoles saben quiénes son los que, con el paro desbocado, han seguido a su aire comiendo del pesebre del contribuyente; ajenos, insolidarios e insensibles ante las desgracias de los trabajadores.
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