África

Nairobi

El flamenco y la dieta mediterránea Patrimonio de la Humanidad

El flamenco ya forma parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, junto a los castells, el Cant de la Sibila y la dieta mediterránea.

El arte flamenco ya es patrimonio inmaterial de la humanidad
El arte flamenco ya es patrimonio inmaterial de la humanidadlarazon

La decisión se tomó en África. En concreto en Nairobi, Kenia. El flamenco formaba parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en su segundo asalto. «Ya era universal. Esto es sólo la oficialización», declaró ayer Carmen Linares con orgullo, sin dejarse apabullar por la declaración y el renombre.

Nada más difundirse la noticia, todo el mundo del flamenco se lanzó a expresar su alegría, su emotividad, pero con solera, como corresponde, y sin apearse de la figura, del temple, ni por un momento. José Mercé, en unas declaraciones a Ep, se mostró tan expresivo como gráfico en sus palabras: «Es una hemorragia de satisfacción muy grande».

El cantaor no se cortó casi nada: «Lo merecíamos y por fin nos ha llegado. Viva el flamenco y un abrazo muy grande al mundo entero». Sara Baras no fue menos que sus antecesores, pero le aportó un punto mayor de reflexión: «Aun teniendo unos artistas increíblemente grandes, había muchas personas que no consideraban esto como un arte, y yo creo que lo ha sido siempre.

Enhorabuena. Por la calidad que tiene el flamenco y por la calidad que también tiene la Unesco». También se lanzó la bailaora Blanca del Rey a opinar sobre esta decisión, como recoge Ep, pero centrándose en asuntos de más calado, de mayor hondura: «El flamenco es una cultura consolidada que se ha hecho pensando en una manera de sentir y ser de un pueblo, que es el pueblo andaluz. Es una manera de andar por la vida, sin duda alguna. Estoy muy feliz. Ahora la gente se dará más cuenta de lo que significa el flamenco».

José de la Tomasa no podía faltar en este carro de declaraciones, pero lo hacía con más contención, con la elegancia de la distancia, se diría: «Cuando habla el alma no existen galardones que valgan». Ahí queda. Pastora Soler recibió la noticia con alegría y lanzó un mensaje para los jóvenes: «Que acojan la declaración con fuerza y que sigan luchando». Pura revolución. Todas las candidaturas que ha presentado España por sí sola para ser incluidas en esta categoría han sido aceptadas. Aparte del flamenco, también se han admitido los «castells» y el canto de la Sibila. El comité estaba formado por 24 países de los 132 que han ratificado la Convención de Patrimonio Inmaterial.

Gastronomía y caza
Pero no es lo único. Para las almas opacas o las personas que se muestran escépticas, vamos, que todavía no creen que lo perecedero, lo intangible o lo fugaz pueda gozar de la etiqueta de patrimonio, quedarán sorprendidas con las otras dos candidaturas que han recibido en esta ocasión el aprobado: la dieta mediterránea, que, además, del respaldo de España, contaba con el apoyo de otras naciones como son Italia, Grecia y Marruecos, y la cetrería, que es un arte milenario que se presentaba de forma conjunta con los emiratos Árabes Unidos, Bélgica, República Checa, Francia, República de Corea, Mongolia, Qatar, Arabia Saudí, Siria y Marruecos.

El resultado del comités es una miscelánea inusual, extraña, que mezcla gastronomía, baile, cante, tradición, culto y caza. Casi todas las manifestaciones que tiene un pueblo cuando crece, cuando hace cultura. El cocinero español más internacional, el que más galardones y prestigios ha reunido, y que ha elevado el menú a categoría de arte, no dejó pasar la ocasión de manifestar su satisfacción. «Estoy encantado –señaló Ferrán Adrià a Efe–. Esta distinción remarca todavía más la posición de la cocina española en el mapa. Hoy es un día importante. Es maravilloso y creo que, al igual que el flamenco, es un reconocimiento genial por todo lo que representaba».

No faltó en sus palabras la reflexión económica: «Va a ayudar a vender el país al exterior». El Cant de la Sibilia es una de las escenificaciones más antiguas de España. Se remonta a la reconquista cristiana. Al año 1229. Plena Edad Media. El contexto es Mallorca, donde cada año se representa el 24 de diciembre. A pesar de las modificaciones incluidas a lo largo de los siglos, la Unesco ha apreciado que todavía se conserve gran parte de su identidad.
 


No ceder a lo «light», por Carmen Linares
La declaración del flamenco como Patrimonio Inmaterial de la Unesco es una estupenda noticia. Para mí, este arte ha sido siempre muy importante, y lo va a seguir siendo, con o sin declaración. El flamenco es universal. Llevo años recorriendo el mundo, y no ha habido un solo país que haya visitado donde el público no haya asistido con emoción y respeto y recibiese al flamenco como lo que es: gran música y gran baile. Pero ahora se ha oficializado su relevancia. Espero que esto sirva para que se proteja más y así mantenga su profundidad y pureza. Y la ayuda empieza en lo económico, que puede repercutir en que se impartan clases en los colegios o en que la gente joven pueda optar por grabaciones de calidad sin tener que ceder a un flamenco «light» para el «hit parade», ya que la vorágine de la música también ha afectado a nuestro campo. No se trata de que el flamenco no evolucione, sino todo lo contrario. Siempre lo ha hecho y seguirá haciéndolo, porque es un arte vivo. Para nuestro mundo hoy es un día de fiesta. Aunque nosotros, y también los amantes de la música, ya sabíamos de la importancia del flamenco. Hacía tiempo que se venía pidiendo este reconocimiento, aunque las cosas llevan su ritmo. Bienvenido sea.



La mejor dieta, por Mario Sandoval
La dieta mediterránea se ha ido forjando a lo largo del tiempo y es fruto de la influencia que nos han dejado los pueblos que han pasado por el país: iberos, celtas bárbaros y árabes, griegos y romanos; estos dos últimos sentaron las bases con la «trilogía mediterránea»: pan, aceite y vino. Quizá, en lugar de hablar sólo de dieta, deberíamos hablar de vida mediterránea, porque no se trata sólo de alimentarse, también de costumbres saludables como la siesta. Sin embargo, los beneficios que procura se conocen desde hace pocos años. La capacidad de imitación que tenemos y la facilidad para viajar, entre otros factores, han hecho que la dieta anglosajona, más rica en grasas de origen animal, se incorpore a nuestras costumbres culinarias.
Un rasgo de la dieta mediterránea es el gran consumo de alimentos frescos. Tenemos en el mercado un buen número de verduras y hortalizas ya limpias y troceadas. Ello nos permite la confección rápida de platos saludables. Sabemos que la unión de legumbres y cereales o una ensalada completa aliñada con aceite de oliva y acompañada de pan nos proporciona uno nutricionalmente completo. Acabar la comida con fruta da la seguridad de estar bien alimentados. Gracias a las campañas de difusión, otras sociedades se van mentalizando del beneficio que conlleva. Es importante promover entre los jóvenes el conocimiento de nuestra cocina y el gusto por el ejercicio físico.