Ibiza

Marilyn vuelve a la playa

Este verano hay que empaparse del espíritu retro con biquinis y bañadores muy sensuales

La tentación vive en la arena. Norma Jean, después Marilyn, sigue marcando tendencia y este año, más que nunca
La tentación vive en la arena. Norma Jean, después Marilyn, sigue marcando tendencia y este año, más que nuncalarazon

Minimizar las marcas todo lo posible parece haber sido el leit motiv de nuestra existencia playera y piscinera durante los últimos años. Pero hay que desechar «delitos» estilísticos como los tangas lucidos en traseros poco apropiados, los tirantes retorcidos de los tops de los biquinis que parecen querer caerse en cualquier momento, y hasta prendas de dudoso gusto y peor nombre (una de las marcas se llama Nomasculoblanco.com) que prometen dejar pasar el 100% de los rayos solares y, al mismo tiempo, no transparentar. Sin embargo, esta temporada parece que la cordura, la elegancia retro y el espíritu de la mismísima Marilyn Monroe regresa a la arena.

Es cierto que el universo de la moda de baño –o swimwear, como se conoce en las revistas especializadas– intenta periódicamente «revolucionar» las temporadas de playa con nuevos diseños. Y hasta la fecha, eso se traduce básicamente en intentos fallidos, como los famosos trikinis, prenda antiestética donde las haya y que, casualidad o no, suele gustar sólo a misses y otras modelos de serie Z que los lucen en las playas de Marbella e Ibiza; o los tankinis, otra innecesaria subespecie del bikini que lo único nuevo que aporta es que el top es tipo camiseta, idea fantástica para ocultar la tripa si no fuera porque se creó con la intención de convertirlo en algo fashion. Error. Y qué duda cabe de que los micro bikinis, tangas, top-less y bottom less al más puro estilo brasileño seguirán viéndose por las playas de medio mundo. Pero la vuelta del «retro style» a la costa es un hecho, y lo de menos son las marcas que podamos «ganarnos» por lucir swimwear tipo Marilyn.

Aviso a navegantes (y veraneantes en tierra firme): otra cosa a tener en cuenta es que el bronceado extremo está demodé. Por tanto, el miedo a las marcas blancas en la piel, también. Las playas vuelven a ser escenario de exhibicionismo chic en el que sugerir, y no enseñar, es lo recomendado, y donde meterse al agua no significará perder el micro bikini de turno.

Tras la estela pin-up
Los dos piezas más trendy ahora son, como aquellas que lucieran las chicas pin-up de los años 40, 50 y 60, recatadas pero sugerentes e insinuantes. Los tops aumentan en centímetros de tela, tanto si el pecho es grande como si no –nada que ver con los de cortinilla o triángulo, que apenas cubren–, y adoptan forma corazón o bustier. Los hay incluso con efecto push-up (el mismo método que se utiliza en la lencería para aumentar el volumen del pecho), como los de Calzedonia Mare. Con respecto a las braguitas, suben hasta casi la cintura, tipo coulotte, cubren el trasero casi por completo, y, en algunos casos, incluso ocultan parte del muslo con falditas o fajas superpuestas. Además, se adornan con minivolantes, flores superpuestas o ruffles y ganan volumen sin miedo a que el efecto óptico sea el de «engordar». Como la ambición rubia (con permiso de Madonna), se trata de elogiar las curvas de la silueta femenina, se tengan o no, pues estos diseños favorecen tanto a las más rellenitas –contienen y ciñen sin apretar–, como a las más delgadas porque les aporta volumen extra.

No hay que olvidar tampoco otro gran «comeback» que llega dentro de esta tendencia: el bañador o mallot de baño, como dirán aún las más clásicas. No hay mayor símbolo de elegancia cerca del mar. Y así lo garantizan defensores de lujo del «one-piece» como Lanvin, que traslada a las lycras sus mismas claves de estilo: líneas clásicas de diosa griega con plisados, mangas y escotes asimétricos, y colores lisos y austeros como el negro o el azul noche.

También Salvatore Ferragamo se empapa de esta estética fifties renovada y lujosa con dos piezas en tonos nude y de coulotte alto, o Michael Kors, creador de fantásticas versiones del icónico bañador «polka-dot» (a lunares) que tantas sex-symbol de los 50 y 60 lucieran. Sin olvidarnos de firmas especializadas de nuestro país que, como Guillermina Baeza, se unen a este revival incluyendo braguitas tipo pololo o cintura a la cadera, pero también de pierna baja y que acentúa la voluptuosidad femenina. La tentación, este verano, vive en la playa.