Granada
La fiesta de «Los Caballos del Vino» declarada BIC con carácter etnográfico
El Consejo de Gobierno aprobó ayer la declaración de la fiesta de «Los Caballos del Vino» de Caravaca de la Cruz como Bien de Interés Cultural, con carácter etnográfico.
MURCIA- Según informaron fuentes de la Administración regional tras la reunión del Consejo de Gobierno, que se celebró en Las Torres de Cotillas, esta carrera es el núcleo central de esta fiesta, en la que, durante la mañana del 2 de mayo, docenas de caballos ataviados con mantos bordados galopan a contrarreloj e intentan ser los más rápidos en llegar a la explanada del castillo de la ciudad.
Tras la salida, establecida por sorteo previo, los caballos son conducidos por sus cuatro caballistas y van abriéndose paso entre la multitud que abarrota la cuesta del castillo, y cuando acaba los caballos hacen alarde ante el jurado para que éste examine la calidad de cada uno de los bordados, previamente expuestos. A continuación, se celebra el Concurso de Enjaezamiento, acto que supone el colofón de la fiesta y en el que son valorados los distintos mantos confeccionados a mano.
La fiesta de «Los Caballos del Vino» se encuentra actualmente entre los candidatos para su inscripción en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco, tal y como se acordó en la reunión del Consejo de Patrimonio Histórico celebrada el pasado 25 de octubre en Madrid. Con la aprobación de la candidatura se enviará el expediente completo al Ministerio de Cultura para remitirlo a la secretaría de la Unesco en marzo del próximo año.
La leyenda
La tradición popular y legendaria, pone el nacimiento del rito de la carrera y de la subida del vino en el siglo XIII, en plena frontera de la Caravaca cristiana y castellana frente al reino nazarí de Granada. Hay un cerco de los musulmanes; la Orden Militar del Temple defiende a la población, que se refugia tras las murallas de la fortaleza. Se corrompen las aguas, produciéndose una epidemia. Posteriormente, unos caballeros templarios burlan la vigilancia de los moros y, después de llenar unos pellejos de vino, burlan otra vez el cerco, introduciendo el vino en el cual bañaron la Reliquia de la Cruz y se lo dieron a beber a los enfermos, que sanaron. Se afirma que de aquí deriva la subida y la carrera posterior de los caballos.
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