Barcelona
El «tiqui-taca» un reclamo para promesas del fútbol
Tras el éxito de «La Roja», España se llena en verano de jóvenes extranjeros que quieren mejorar su técnica
Hace poco menos de tres años se fraguó un nuevo tipo de turismo en España. Corría un 29 de junio del año 2008 y «La Roja» se imponía a Alemania en el Ernst Happel de Viena. Comenzaba así la época dorada del fútbol español, que culminaría el año pasado con la conquista de la Copa del Mundo. Esta influencia del juego y el estilo de la selección, unida a la globalización y a la repercusión de grandes equipos como el Real Madrid o el Barcelona, parecen haber calado entre los jóvenes de todo el mundo y cada vez son más los futuros futbolistas que deciden venir a la Península en los meses estivales para perfeccionar su técnica y adquirir nuevos conocimientos.
Una de las opciones preferidas de estos nuevos turistas es la Fundación Marcet, que supo iniciar una diáspora por los cinco continentes a raíz de los éxitos del fútbol español. Esta fundación, cuyo cuartel general se sitúa en la Ciudad Condal, se ha dedicado desde entonces a la investigación de métodos pedagógicos para la enseñanza del fútbol entre adolescentes.
Su éxito es total ya que desde el 2008, año en el que España consiguió su segundo título continental, los alumnos que han solicitado el ingreso en esta fundación se han incrementado en un 30 por ciento, siendo los africanos, los japoneses y los jóvenes de las antiguas repúblicas soviéticas los aspirantes más representativos. Este año esperan cerca de 2.000 chavales extranjeros en los cursos de tecnificación.
La obsesión de José Ignacio Marcet, director de la fundación, es trabajar la inteligencia del jugador. «Durante un partido de fútbol, el tiempo medio que un futbolista tiene la posesión del balón son dos minutos. El objetivo de nuestra metodología es que el jugador piense, que actúe con inteligencia durante los 88 minutos restantes», asegura. Ese trabajo es clave, por ejemplo, para ejercer una buena presión en la salida de balón del equipo contrario y recuperar rápido la posesión del esférico.
Desde Marcet, han denominado a esa filosofía la «metodología del espejo». Ésta consiste en activar el pensamiento del jugador, que él mismo se evalúe. De hecho, en sus ideales abogan por priorizar al individuo frente al equipo. «Lo importante es la excelencia en cada uno de los jugadores. Estaríamos ante un conservatorio de música dónde se trabaja el virtuosismo de cada uno de estos jóvenes músicos (futbolistas)», señala José Ignacio.
Este método de trabajo lo tiene interiorizado ya Sebastián Galles, un joven argentino que cursa estos cursos de tecnificación. «El grado de profesionalización es absoluto. Una prueba de ello es que graban en vídeo cada partido lo graban y nos recortan a cada uno las jugadas en las que participamos. Todos los miércoles, cada uno de nosotros analiza individualmente con un entrenador los aspectos a mejorar y cómo pulir los defectos que han quedado plasmados en el vídeo», admite.
Valores humanos
Desde muy pequeño, Galles tenía clara la intención de ser futbolista y pronto se marchó a 800 kilómetros de su casa, a Rosario, para entrar en las categorías inferiores de Newells Old Boys. Pero pronto le surgió la posibilidad de venir a España de la mano de la Fundación Marcet ante la incredulidad de sus padres, que pensaban que les estaba gastando una broma. No lo dudó y, rápido, hizo las maletas: «Ya había vivido un tiempo fuera de casa, así que los primeros días en España sabía que no se me iban a hacer demasiado duros», agrega.
Una vez en nuestro país, destaca que su sueño es trabajar duro. Entrena por la mañana y por la tarde, y espera poder convertirse en futbolista profesional, aunque valora mucho el lado humano que está desarrollando: «Convivo en la residencia con cameruneses, marroquíes, brasileños, españoles... y, quieras o no, son como tu familia porque estás todo el día con ellos». Es en estas palabras queda reflejada la otra vertiente educativa, y a la vez complemento indispensable, de la Fundación Marcet: la formación en valores humanos.
En la Federación Española de Fútbol también se han percatado del aumento de la demanda internacional de campus de tecnificación tras el éxito de la selección de fútbol. De este modo, otro de los destinos habituales que escogen estos jóvenes futbolistas es la capital de España. Allí se encuentran las modernas e innovadoras instalaciones de la RFEF, en Las Rozas, donde en los últimos tres años se ha explotado la huella dejada por «La Roja». Así lo admite el director de la escuela de la federación, Eduardo Valcárcel, quien asegura que «la repercusión de los logros de la Selección ha sido a escala planetaria y cada vez tenemos más peticiones de jóvenes que quieren venir a trabajar con nosotros».
La oferta de la RFEF incluye, aparte del curso de tecnificación, diversas alternativas turísticas para conocer Madrid. Así, los 400 futbolistas extranjeros, repartidos en turnos de quince días, que se entrenarán en las instalaciones de la Ciudad del Fútbol podrán visitar el museo de la Federación o realizar un tour por el Santiago Bernabéu. Tal ha sido el volumen de peticiones que han recibido este año, que «por primera vez se ha hecho un folleto específico para este campus internacional», argumenta Valcárcel.
La realidad es que el producto futbolístico español está de moda, es solicitado y se exporta. Son muchas las federaciones internacionales que han reclamado la presencia de técnicos españoles para impartir clases en sus respectivos países. La edad de oro del fútbol español es un filón que se debe aprovechar y explotar.
Sebastián Galles
(23 años)
Este argentino, tras pasar por la cantera de Newells Old Boys, cruzó el charco hasta Barcelona, donde realiza uno de los cursos de la Fundación Marcet. En España, lucha por su sueño: ser futbolista profesional. Reconoce que el trabajo diario es bastante exigente, con sesiones de entrenamiento matutinas y vespertinas, pero confía en que esa base de formación le permita encontrar acomodo en algún club europeo. Además, no olvida que la carrera profesional del deportista es limitada y, por ello, complementa su formación con estudios de anatomía y prevención de lesiones.