San José

Ponce adalid del toreo actual protagonista de LA RAZÓN DE

LA RAZÓN destaca la figura del diestro por seguir siendo un referente de peso en el toreo en España y en el mundo. 

El magisterio artístico de Ponce constituye uno de los mejores argumentos para la defensa de la Fiesta
El magisterio artístico de Ponce constituye uno de los mejores argumentos para la defensa de la Fiestalarazon

Nombrar a Enrique Ponce Martínez es hablar de la figura con mayúsculas de los noventa y de un valor seguro en la posterior década. Y es que veinte años, veinte de alternativa cumplió el matador de toros valenciano en el pasado ciclo de Fallas. Por este motivo mañana LA RAZÓN le invita a que protagonice LA RAZÓN DE... en reconocimiento a toda una trayectoria en los cosos españoles, franceses y suramericanos. Un homenaje que, sin duda, vuelve a dejar claro el apoyo sin condiciones que desde estas páginas se brinda a la Fiesta Nacional. Precisamente, en el momento en que más lo necesita, cuando la espada de Damocles pende sobre la continuidad de las corridas de toros en Cataluña con una votación que puede sesgarlas de raíz a un mes vista. Enrique Ponce y su concepto del toreo es uno de los mejores tesoros de los que la afición puede hacer gala para defender su derecho a presenciar tardes de gloria sobre el albero de una plaza de toros. Obras de arte cinceladas con capote y muleta tarde tras tarde, temporada tras temporada, para quedar perpetuadas en la retina de un público que siempre recordará el tercio de quites con Joselito en 1996, junto a sus tres puertas grandes, en Madrid, el rotundo éxito en La México en 2005 o su paso por la Aste Nagusia de Bilbao en 2008 sentando cátedra en el coso de El Bocho. Son sólo una muestra. Mucho donde elegir en un diestro que superó el centenar de corridas durante diez años consecutivos, batiendo un hito en poder de otra leyenda como Joselito El Gallo. Los 120 paseíllos de 1995 fijan su tope en una sola campaña. Pero el «profesor» Enrique Ponce también ha probado la hiel de ser corneado de gravedad por un astado. En León, sobrevino el percance más fuerte del diestro. Transcurría el 2002 cuando un burel de Zalduendo le prendió al ir a descabellarlo fracturándole dos costillas. Desafortunadamente, una de ellas perforó el pulmón. Una recuperación laboriosa le permitió volver a la cara del toro y repetir éxitos en una de sus plazas favoritas, su Valencia. Y es que el coso de la calle Xátiva ha contemplado enormes faenas de Ponce, un fijo en el día de San José. Ejemplo no sólo en el ruedo.Una trayectoria intachable y ejemplar tanto dentro como fuera de los ruedos, donde siempre también ha acaparado el magnetismo de los medios de comunicación merced a su enlace con Paloma Cuevas, elegantísima hija del matador de toros y apoderado Victoriano Valencia. En los últimos años, Enrique Ponce ha disminuido ostensiblemente el número de festejos. Su madurez como figura del toreo le ha permitido ser mucho más selectivo con los espectáculos en los que actúa, primando la calidad cobre la cantidad. Ausente en Madrid este San Isidro, donde en los últimos años tan sólo acude una tarde, el valenciano acaba de triunfar el pasado domingo en el cierre del Corpus en Toledo al cortar una oreja. Ahora vela armas para el próximo reto, doblar paseíllo en la Semana Grande de Bilbao. Su tranquila y pequeña localidad natal de apenas 15.000 habitantes puede presumir orgullosa. Enrique Ponce les ha puesto en el mapa. Chiva, como los lances de su admirado torero, ya es eterna y universal.

 

En apoyo de la Fiesta NacionalCon la concesión de este homenaje al diestro valenciano Enrique Ponce, el diario LA RAZÓN pretende dar un impulso más a la Fiesta de los toros, que siempre ha apoyado a capa y espada. En un momento delicado para el futuro de las corridas en Cataluña, a un mes vista de la votación final para su prohibición, la visita a la redacción del maestro de Chiva supone toda una declaración de intenciones. Los toros son patrimonio genuino de los españoles. Una de nuestras señas de identidad más importantes. Y dentro del escalafón de matadores, Ponce lleva impregnada en las telas de su capote y muleta buena parte de la esencia de la Fiesta en los últimos veinte años. LA RAZÓN reconoce así a una de las figuras de las últimas dos décadas.