Literatura

Barcelona

Batalla entre el viejo periodismo y los tabloides

Annalena McAfee satiriza en «¡La exclusiva!» la era de la información

Annalena McAfee, ayer en Barcelona, es la esposa del escritor Ian McEwan y trabajó 32 años en la prensa
Annalena McAfee, ayer en Barcelona, es la esposa del escritor Ian McEwan y trabajó 32 años en la prensalarazon

BARCELONA- Annalena McAfee, esposa del escritor Ian McEwan, trabajó durante 32 años en los más prestigiosos periódicos ingleses. Tocó todas las secciones, de sucesos a local, y llegó a ser la directora editorial del suplemento cultural de The Guardian, una especie de biblia literaria de la época con más de 40 páginas semanales, donde una mala crítica sí tenía consecuencias. Una vez incluso recibió un libro atravesado por un cuchillo tras una horrenda crítica. Por ello, y siguiendo el consejo universal de que un autor «ha de escribir de lo que conoce», debuta ahora en la novela con «¡La exclusiva!» (Anagrama en español y Empúries en catalán), una sátira en la que se ríe del pasado, presente y futuro del periodismo.

Guerra de edades
La novela narra el enfrentamiento entre una vieja gloria del periodismo tradicional, Honor Tait, y una joven ignorante y sin título que llega a su casa para entrevistarla para una revista del corazón. La primera entrevistó a Franco, estuvo a las puertas de Buchenwald y fue amante de Jean Cocteau. La segunda no sabe quién es Franco, por qué querría ver las puertas de Buchenwald si no eran muy bonitas y cree que Jean Cocteau es una marca de brandy. Aún así, ni una es tan brillante ni la otra tan tonta. «Todos los periodistas que conozco siempre han querido escribir una novela. Empecé en el periodismo porque tenía que pagar el alquiler, pero me enamoré de la profesión. Ahora me tocaba defender lo bueno del sector contra lo que lo está destrozando. En Inglaterra, el periodista es junto al banquero la profesión más despreciable. Ni siquiera los políticos tienen tan mala imagen», aseguró McAfee.

La novela arranca en 1997, el momento justo antes de que internet se estableciese como fenómeno definitivo y cambiase al sector para siempre. «Entonces todavía había gente que decía que internet sólo era una moda pasajera, como el esperanto, y siempre sería un género menor. A partir de entonces el periodismo no ha dejado de caer», señaló McAfee.

La novela sirve de crítica a los tabloides y lo hace con un ejemplo. Una de estas publicaciones invitó a sus lectores a descubrir y hacer públicos a los pedófilos que tuviesen cerca. Sus lectores no lo entendieron del todo, fueron a la casa del pediatra del pueblo y la quemaron. «La buena prensa está en peligro porque es cara y no es rentable, aunque las cabeceras siempre serán necesarias porque servirán de garantes de un mínimo de criterio y credibilidad. Aún así, la crisis del sector continuará hasta que no se acabe la gratuidad de la web», afirmó la escritora.

Según su experiencia, los periodistas son «yonkis de la actualidad». Ella está rehabilitada, y ya prepara segunda novela.