Murcia
Abrir los ojos
Esta semana han comenzado las clases en la Universidad. Como cada año, el primer día, aparte de presentar la asignatura, sugiero a los estudiantes (a los de Bellas Artes) que el aprendizaje de las aulas hay que complementarlo con la toma de contacto con la realidad cultural. Y que ya que están en la ciudad, sería bueno que se familiarizasen con los lugares de exposiciones, galerías, salas de conferencias, etc. Este año, después de escribir en la pizarra los eventos culturales que iban a suceder en Murcia en los próximos meses, he tomado cierta distancia y me he quedado unos instantes contemplando la cantidad y la calidad de actividades. Confieso que al mirar a la pizarra se me ha erizado el vello de la nuca y he tenido que contener la emoción. Y tras unos momentos, me he tenido que volver hacia los alumnos para decirles lo privilegiados que eran estudiando la carrera en estos momentos, en los que pueden ver y escuchar a los artistas fundamentales del mundo del arte contemporáneo. No se pueden ellos imaginar la envidia que les tengo, ni lo que daría yo por haber tenido la mitad de esa oferta cuando era estudiante, en el momento en el que las cosas marcan verdaderamente. Recuerdo en cuarto de carrera una conferencia de Gianni Vattimo y una exposición de Gerardo Rueda como las primeras cosas que me abrieron los ojos y me enseñaron que había un mundo desconocido y fascinante más allá de las aulas. Hoy, en Murcia, si uno sigue con los ojos cerrados es porque quiere. Quien no aproveche el momento —más allá de ideologías y conveniencias— y deje de ir a la Conservera, al PAC, a Manifesta, a las fundaciones o a las galerías, está, de verdad, perdiendo una oportunidad histórica.
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