Sevilla
OPINIÓN: Basura
No era ya época de vacas gordas pero como aún no estaban famélicas, los capos Al Mir y Al Monteseirín repartieron unos fajos entre los «consiglieri» colocados en Lipasam. Todos, claro, de la «famiglia» Soziati. Inciso: en este punto me advierte mi abogado que el principal ingreso de la Camorra napolitana viene por el control de la recogida de basuras, así que más me vale cambiar de tono. Decía, presa del escándalo, que la Cámara de Cuentas ha bendecido los sobresueldos que el anterior equipo de gobierno pagaba a varias docena de amiguetes de una empresa municipal. Y que al tratarse de la compañía de los barrenderos, resulta que unos limpiaban (las arcas) para que las instituciones presuntamente de control vengan a fijar y dar esplendor a unas prácticas que son, siendo leves, raritas. Se sentarán en los sillones T, B y O de la Real Academia del Trinque porque, en efecto, su gestión ha sido del tebeo y si no fueran porque han dejado al Ayuntamiento canino, movería a la risa. Hasta 60.000 euros en pluses llegó a embolsarse el señor gerente que, por el camino, se quedó con una caseta de Feria que andaba sueltita de papeles. Todo fenomenal, según la Cámara Oscura.
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