Londres

Las noches de Pachá

La discoteca Pachá, en Madrid, es una institución en las noches de la capital. Conocido es el ritual de que el anfitrión autóctono lleve allí a su invitado de honor, normalmente un futbolista, un cantante.

La Razón
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«Hace unos meses quedé allí con mis amigos y vinieron con unos extranjeros de ropa "extrafashion", que cogieron un mesa», cuenta Laura (nombre figurado). «Cuando me enteré de quién era no me lo creía; además, intentó ligar con mis amigas». «Tiene fama de golfo», informa otro entendido. «Cuando viene reserva mesa y botellas en Pachá, y su hermano también».

No están hablando de Christiano Ronaldo en sus épocas lúdicas, si no de Saif al Islam Gadafi, hijo del dictador que estos días está provocando la muerte de centenares de personas en Libia. Como él mismo anunció, amenazando con «ríos de sangre». El segundo hijo de la saga Gadafi, entre sus muchas declaraciones, ha culpado a occidente de inflar las cifras de muertes o de las revueltas: «El enemigo exterior, con el uso de Facebook, se ha unido con la oposición interna para imitar lo que ocurre en los países árabes», reflexionó. El mismo que vive en un apartamento londinense ubicado en Hampstead Garden, por el que su padre desembolsó 10 millones de libras. Estudió en la London School of Economics, es propietario de un bloque de oficinas frente al Banco de Inglaterra, de casas y hoteles, y el quinto mayor accionista de Pearson, dueños de «The Financial Times».

Este caso no es aislado ni actual. Ya lo contaba la cineasta Leni Riefenstahl en sus memorias, cuando explicaba que un miembro de la tribu Nuba, que llegó a ser catedrático en Londres, volvía a su clan para ponerse el «taparrabos». Evitando las comparaciones, otro de los hijos y el primero en felicitar a su padre tras el discurso televisado, Khamis Muamar, que podría estar implicado en las represiones contra las manifestaciones antigubernamentales, también ejerce en la noche madrileña. Es el compañero de Saif en las veladas de Pachá.

Con yate en Mallorca

Las mismas fuentes que hablan de su hermano, cuentan que tiene un barco en Mallorca, donde le gusta pasar largas temporadas. Khamis no sólo aprovecha de Madrid su ambiente, también estudia. Es alumno del Instituto de Empresa desde 2010, donde cursa el MBA International. «Para ser admitido tienes que pasar las pruebas de nivel académico y la entrevista personal», informa Juncal Sánchez, del departamento de comunicación de este prestigioso centro. «Hay que hacer averigüaciones, pero si está implicado en las represiones, el centro tomará medidas porque estamos en contra de cualquier forma de violencia», dicen desde el MBA.

Una de ellas es la que, en 2008, empleó el menor de los hijos del dictador, Hannibal Gadafi, contra dos empleadas domésticas en un hotel en Suiza. Este incidente provocó que, a finales de año, Muammar Gadafi suspendiera la venta de petróleo con Suiza. El año anterior, dos de sus guardaespaldas fueron detenidos por atacar a varios policías franceses tras darle el alto por exceso de velocidad en los Campos Elíseos de París. Hannibal también fue detenido, pero puesto en libertad de inmediato por inmunidad diplomática.

Según informes estadounidenses revelados por Wikileaks, se cree que la conducta de los hijos de Gadafila habría influido en el estallido de la revuelta. Además de las conocidas fiestas de Nochevieja en la isla de Saint Barts, donde Saif al Islam y su hermano Mutassim disfrutan de conciertos privados por un millón de dólares, con Beyoncé entre otras cantantes. Mutassim exigió a la Compañía Nacional del Petróleo –parte del patrimonio de la familia– 900 millones de euros para financiar su propio ejército.

A diferencia del espíritu camaleónico de sus hermanos, a Ayesha Al Gadafi no se le conocen escándalos. Casada con un primo de su padre, sólo vuela a Europa para controlar los excesos de sus hermano, y defenderlos. Cuando a Hannibal se le acusó de maltratar a su mujer Ayesha voló a Londres para aconsejar a su mujer que tachara la agresión de incidente.

La hija del dictador preside el grupo de caridad Wa Attassimou, que defendió en su momento a Muntadhar al-Zaid por lanzarle un zapato al ex presidente de los Estados Unidos George Bush. También es profesora de Derecho y miembro del equipo legal que defendió a Sadam Hussein. «Mi familia resistirá hasta el final» ha declarado recientemente. La cuestión va a ser saber cuál será el final de su familia.