La guardia pretoriana del candidato

Para ello, Elena Salgado, mujer de su absoluta confianza con la que comparte amistad desde su juventud, figura como firme candidata a la Vicepresidencia Primera. Salgado debe, hasta la fecha, a su amigo Rubalcaba todos los puestos que ha ostentado en el Gabinete de Zapatero. Tras su polémico paso por el Ministerio de Sanidad, su amigo convenció al presidente de que le diera una segunda oportunidad. Fue entonces cuando asumió las riendas de Administraciones Públicas durante un año para ascender, contra todo pronóstico, en 2009 a vicepresidenta segunda, en sustitución de Pedro Solbes y en plena recesión económica. Ramón Jáuregui, por su parte, debe también a Rubalcaba su entrada en el Ejecutivo, después de su paso por el Parlamento Europeo. Conocedor como nadie de la situación del País Vasco y del terrorismo etarra, se ha convertido en un hombre de su absoluta confianza y de ahí que su nombre suene con fuerza como portavoz gubernamental. Mientras, Antonio Camacho comparte con él los secretos del proceso de paz. El secretario de Estado para la Seguridad llegó a Interior en abril de 2004 con José Antonio Alonso y desde entonces no ha abandonado el cargo. Nadie como él para continuar con la tarea.

Salgado, la incondicional
Elena Salgado está desde el principio en el Gobierno. Tras su polémico paso por Sanidad y una breve estancia en Administraciones Públicas, sustituyó a Solbes en la Vicepresidencia segunda.

Jáuregui, el hombre de confianza
Profundo conocedor del «conflicto» vasco, lo recupera del Parlamento Europeo, donde ejercía de secretario general de la delegación española, y lo nombra ministro de la Presidencia.

Camacho, su confesor
Antonio Camacho comparte con Rubalcaba los secretos del proceso de paz. Asumió la Secretaría de Estado para Seguridad en abril de 2004, cargo en el que continúa.