Murcia
Curro por Antonio Parra
Curro Piñana hizo historia el año pasado dentro del mundo del flamenco al grabar la Antología de los cantes mineros, algo muy necesario, porque desde las grabaciones de su abuelo, Don Antonio Piñana, en «La voz de su amo» y otras casas discográficas, hace ya bastantes décadas, nadie había reunido de forma antológica (en su doble sentido: conjunto de cosas, de cantes en este caso, y de magisterio) estos difíciles estilos. Buenos cantes mineros, en la Región y fuera de ella, han venido grabándolos los mejores artistas desde que existe la memoria sonora, desde Chacón a Camarón, pero había cierta confusión incluso en la nomenclatura de esas viejas grabaciones.
Así que esta Antología supone, supondrá, un antes y un después como canon. Pero, como siempre debería ocurrir en el flamenco, no se trata de un canon totalitario, de voz y mando (eso nunca ha sido así en el flamenco, que ha vivido en libertad desde su aparición a finales del siglo XVIII), sino como muestra ejemplar de todos los cantes conocidos. Curro, es verdad, tuvo como principal modelo a su abuelo Antonio, pero él sabe que los cantes, respetando una determinada estructura, no son de esta o de otra forma, sino que responden a las variantes que la creatividad, emoción e inspiración de cada artista quiera darle. Creación en acto, como solía decir del flamenco el querido maestro Andrés Salom. De hecho Curro no sólo recrea y enriquece los cantes mineros, sino que algunos, realmente, los crea.
El disco ya fue reconocido el año pasado nada menos que por el Festival Internacional del Cante de las Minas de La Unión como mejor disco del año, algo muy significativo pues se trata del certamen al que se supone templo de estos estilos flamencos. El disco ahora ha obtenido el galardón en la categoría flamenco de los premios de la Música Independiente, otro aval de gran prestigio. El disco y Curro lo merecen.
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