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Tokio

Ejemplos varios

La Razón
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El ejemplo de lo que no se puede hacer, siempre desde la óptica social, lo ha dado otra vez la inefable Paris Hilton. Nuevamente ha sido detenida, juzgada y condenada por posesión de drogas. Se ha librado de la cárcel por los buenos y carísimos abogados, aunque con libertad vigilada. En este caso se ha hecho cierto aquello de que «el que la hace, la paga». La rubia heredera llegó a Japón, donde iba a ganar un pastón por presentar un desfile de una potente firma, pero ya se sabe cómo se las gasta el Imperio Nipón. Al bajarse del avión fue detenida y se la obligó a salir del país. La razón de la negativa a que pudiera quedarse en Tokio: sus coqueteos –cuando no su abrazo– a las drogas. Hay un ejemplo postivo, también en clave femenina. La monumental Norma Duval, aparte de sus romances, bodas, divorcios y otros varios que la han mantenido en estado constante de fama, tenía preparada su vuelta a los escenarios. Lo iba a hacer de la mano del empresario Enrique Cornejo. Debutaba en octubre en el teatro Reina Victoria de Madrid, con una obra de Santiago Moncada, «La diva». Es el título de un traje a medida para la Duval. Lo ejemplar viene ahora: Carla Duval, todo el mundo lo sabe, está en pleno tratamiento de una grave enfermedad. Norma no ha tenido duda, lo ha dejado todo para estar al lado de su hermana y ha pospuesto su reaparición para mejor momento. De Norma se puede opinar si es buena o mala artista, si es desmedidamente ambiciosa o no; pero es un hecho cierto que la «vedette», por su familia y por sus amigos, mata.