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Una decisión ecuánime por Carmen Enríquez

La Razón
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La decisión del juez José Castro de rechazar la petición de Manos Limpias, que pedía la imputación de la Infanta Cristina en el caso del Instituto Nóos, ha debido de suponer un gran alivio en el Palacio de la Zarzuela. La idea de ver llegar a la hija de los Reyes a los juzgados mallorquines, para ser interrogada sobre las actividades de la entidad que presidió su marido durante dos años, ha sido uno de los caballos de batalla de un colectivo empeñado en involucrar a la institución monárquica en los negocios presuntamente poco claros de Iñaki Urdangarín.

Los integrantes de este organismo, de clara orientación ultraderechista, han visto frustrados sus intentos reiterados de mezclar a la Infanta en un asunto en el que tanto los fiscales como algunos de los imputados que ya han declarado ante el juez no ven implicación de la Duquesa de Palma.

Tampoco ha debido de gustar mucho a Manos Limpias que el juez Castro haya rechazado también, por el momento, la posibilidad de celebrar un careo entre Iñaki Urdangarín y su socio Diego Torres, quien aún no ha declarado como imputado en la causa. Era otra de las exigencias del sindicato en su empeño de montar espectáculo añadido a la ya complicada situación por la que atraviesa el marido de la Infanta, imputado en presuntas actividades ilegales de carácter económico y fiscal.

El auto del juez Castro no es complaciente en su escrito de rechazo a la imputación de Doña Cristina, en el que aclara que la decisión «sólo tiene vigencia en este momento, con los datos con los que ahora se cuentan». Es decir, que el magistrado deja una puerta abierta a la posibilidad de cambiar de opinión si es que cree que hay motivos para ese cambio. Pero sí es firme el magistrado a la hora de argumentar su rechazo a llamar a declarar a la Infanta que basa en que en estos momentos «conduciría a estigmatizar gratuitamente a una persona, lo que no es de recibo».

Por parte de la Casa del Rey, no hay reacción oficial a lo decidido por el juez mallorquín. Es parte de la estrategia de la Jefatura del Estado el no entrar a comentar los pormenores de un caso que debe dilucidar la Justicia sin la menor interferencia de nadie y menos aún de la primera institución del país. Y además, como la instrucción del sumario va a ser larga y dilatada en el tiempo –se calcula que hasta final de año no estará terminada–, la mejor táctica es mantener la calma y no entrar a opinar sobre los aspectos y detalles del caso.

Mientras, Manos Limpias no cesa en su empeño. Ahora pide que declaren el asesor de la Infanta, Carlos García Revenga, y el abogado José Manuel Romero, encargado de poner coto a los negocios de Urdangarín por orden del Rey. Un paso más en el intento de mezclar a personas próximas a la Familia Real en el sumario.