Valencia
Los «indignados» se van de «vac-acciones»
El movimiento 15-M está de «vac-acciones soleadas». Con este eslogan, los «indignados» cambian asfalto por mar para continuar con sus reivindicaciones. En esta ocasión, dos decenas de simpatizantes se unieron ayer a una inicicativa de Ecologistas en Acción en la playa del Palmar (Cádiz), para protestar por los proyectos urbanísticos en la costa de Trafalgar.
Cuatro kilómetros de costa recorrió este grupo que «trabaja» durante el mes de agosto. Se podrían bautizar como el 1-A, ya que a comienzos de este mes, en Madrid, comenzó el viaje pueblos y costas donde expresar sus protestas. Por el momento, han dejado huella en Motril y Málaga. En principio, su próximo destino será Ponferrada, para protestar contra las explotaciones de carbón.
Mientras, en Madrid, la página oficial de la plataforma tomalaplaza.com, se expone el objetivo de los «indignados» durante esta semana: la Jornada Mundial de la Juventud. En el apartado Asamblea Extraordinaria JMJ2011, el movimiento plasma sus propuestas. Algunas, de lo más peculiares, no se podrán llevar a cabo por no haber «nadie al cargo», como emitir un comunicado en el que se invite al Papa a su asamblea, o, «durante toda la mañana, besada y topless en el Retiro (zona confesionarios), planeada para el día de ayer, pero que no se llevó a cabo por falta de consenso.
«Flashmob» en Cibeles
La iniciativa que sí ha tenido peso es realizar un «Flashmob (concentración repentina) en Cibeles a la hora de la misa, empezar con las campanas», este viernes. Le añaden una crítica. «Difícil nivel de convocatoria y preparación, puede ser poco visual».
Otro de los planes de acción para impedir el desarrollo normal de la JMJ es colocar «mesas informativas en las puertas de las iglesias, colegios con panfletos y octavillas en distintos idiomas, para darlas a las salidas de las misas y colegios donde se alojen». Por último, los «indignados» se despiden afirmando que «ya no hay más propuestas ni turnos de palabra». Por otro lado, a finales de la pasada semana, el 15-M en la madrileña plaza Pontejos, la comisión política, representante del movimiento en la capital, hacía un llamamiento a la «desobediencia civil». Fue la única idea que realmente quedó clara.
Este es el panorama de l grupo 15-M tres meses después de que invadiera por primera vez la plaza de Sol de la capital. Un movimiento que, si bien en su origen suscitó simpatía entre la opinión pública hacia una juventud tan criticada por su apatía y que, por fin tomaba la iniciativa para denunciar el sistema político y la crisis económica, a día de hoy no se puede afirmar lo mismo. La toma de la Puerta de Sol el pasado mayo durante la jornada de reflexión, las cuantiosas pérdidas de los comerciantes –60 millones de euros–, las agresiones a los políticos del Parlamento catalán –40 personas resultaron heridas–, el asalto al ministerio del Interior el pasado 4 de agosto, los altercados acaecidos en Valencia –supusieron que 18 personas sufrieran lesiones–, los insultos hacia la Policía durante sus marchas y asambleas...
«Nosotros al principio simpatizamos con el movimiento», afirma José María Benito, portavoz del SUP. «Pero la situación es insostenible». Para Benito un exceso de permisividad y los grupos antisistema dentro del movimiento son los causantes de ello. «Rubalcaba ha mostrado su simpatía desde el principio, y esto ha supuesto que se tomaran decisiones incoherentes», critica.
«Por ejemplo, no tiene sentido que la semana pasada se cerrara la puerta del Sol, y no nos dejaran detener a nadie. Obviamente, no quieren perder votos. Si desde el principio el gobierno les hubiera obligado a actuar bajo las restricciones legales, no hubiéramos llegado a este punto». Por otro lado, el portavoz critica que dentro del 15-M se ha dado voz a grupos antisistema que, lejos de reducirse a una minoría, influyen en el resto de los integrantes. «Hay demasiados subgrupos, no tienen un líder, y esto facilita que las cosas se salgan de control».
El secretario general del sindicato, José Manuel Sánchez Forné, pone el ejemplo reciente de las dos «indignadas» que acusaron de violación a cinco agentes de Policía, en la calle madrileña de Callao. «Una extranjera y otra española. No quieren pagar a un taxista y se las detiene. Según su versión, ambas fueron violadas en la furgoneta de la UIP policial por los cinco agentes del dispositivo», explica. «Todo es mentira. Una de ellas se ha retractado tras tomar declaración». Una de las medidas para evitar estos incidentes es sancionarlos con una multa, inicialmente de 600 euros, basándose en la ley de Protección de Seguridad Ciudadana. Aunque el SUP no oculta su escepticidad al respecto.
No formarán partido
La situación ha llegado al punto que grupos «anti indignados» se posicionan en las páginas web: «Yo también estoy indignado», o «Únete al movimiento anti indignado son algunas de ellas». Entre otras cosas, critican la falta participación del 15–M, que en las próximas eleccciones generales no formarán partido.
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