Argentina

Raúl Britos: el muerto al que no partió un rayo

Hay muchas formas de intentar encubrir un asesinato. Lo difícil es que con una coartada tan endeble ("no fui yo, le mató un rayo") los supuestos asesinos de Raúl Osvaldo Britos hayan conseguido eludir a la justicia nada menos que 23 años. Hasta ahora. 

Los familiares de Raúl Britos, durante el juicio (Foto: Poder Judicial)
Los familiares de Raúl Britos, durante el juicio (Foto: Poder Judicial)larazon

La historia se ha convertido, sin duda, en uno de los culebrones de estos días en la prensa argentina. Hace 23 años, tres amigos se citaron a orillas del río Salado para pasar una jornada de pesca. Pero la reunión terminó en tragedia. Uno de ellos, Raúl Osvaldo Britos, de 34 años y trabajador de la antigua Compañía Argentina de Teléfonos, apareció muerto.

Sus dos compañeros, Claudio Gallo, un ex policía, y José Luis Llapur, regresaron corriendo al pueblo de Añatuya asegurando que a Raúl le había fulminado un rayo, una versión que la esposa de la víctima, con cuatro hijos, no creyó jamás. Ahora, por fin, ha conseguido que se detenga a los dos sospechosos y que tengan que sentarse ante un tribunal.

Gracias al empuje de la viuda, una investigación independiente determinó que el cadáver no tenía signos de una descarga eléctrica, sino que la muerte se había producido por un golpe con un objeto plano y animado, según explica Clarín. Poco después, y ante la insistencia de la mujer, los expertos de la Universidad Tecnológica de Tucumán confirmaron que no había lesiones como las que produce un rayo .

Sorprendentemente, el expediente del caso estuvo guardado en un cajón durante años, hasta que doce años después Alberto Chanán –el entonces juez de Añatuya– imputó a Gallo y a Llapur por homicidio simple y dictó dos órdenes de captura . Tardaron otro buen puñado de años en ser localizados y detenidos.

En el juicio, Gallo, el único que por el momento ha declarado, se ha reafirmado en que fueron causas naturales las que acabaron con la vida de Britos. Sin embargo, los investigadores sospechan que a Britos lo mataron porque sabía de un robo cuyo botín habría sido escondido en una cabina de teléfonos.