Nueva York
Raphael
Raphael es sin duda una figura y los llenos para sus doce recitales madrileños son prueba de ello. Como también que una televisión acabe de dedicar una miniserie a su vida. Pero aún sería más estrella si en vez de nacer en Linares lo hubiese hecho en Londres o Nueva York. A sus 67 años y con el mercado discográfico en mínimos se acaba de permitir la publicación de un triple cd dedicado a tangos, boleros y rancheras, del que ofrece primicias en sus recitales, intercalándolas entre lo que él denomina las «joyas de la corona» que, en definitiva, son las que su público quiere escuchar. Así ha sido y será siempre con los grandes, para bien y para mal.
Admira el poder que aún conserva en su voz, no desperdiciando ocasión para dejar el micrófono a un lado y cantar a capella. También es verdad que, cuando ha de subir en el registro, sabiamente aleja el micro y es que no le faltan recursos y sabe administrarlos. ¿Cómo si no podría cantar a plena voz sin parar durante dos horas y media?
Ha prescindido de parte de su histrionismo, siendo mucho lo que le queda, y le ha crecido algún vicio, pero el público le perdona todo porque es «su» público. Quedan en activo pocos artistazos de su juventud, como Barbra Streisand, Shirley Bassey, Mina o Tom Jones. Los cuatro citados tienen muchos puntos en común con Raphael, pero él conserva su voz mucho mejor. Son, los cinco, artistas para haber visto y escuchado al menos una vez.
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