Desahucio
L'Aldea se vuelca en ayudar a los afectados por la crisis de la cooperativa
BARCELONA- Prudencia y calma. Estas son las palabras que más se escuchan en L'Aldea (Tarragona) tras tras ver como se bloqueaban los ahorros de 3.000 vecinos después de que la cooperativa que los gestionaba anunciase su mala situación económica.
Hoy está previsto que se abra la oficina de la cooperativa que el lunes permaneció cerrada por encontrarse sus directivos en Barcelona, donde se reunieron con representantes de la Generalitat, y se estudien también otras vías de solución para la cooperativa, entre ellas, según fuentes oficiales locales, la venta de patrimonio de la entidad.
Por su parte, el presidente de la Federación de Cooperativas Agrarias de Cataluña (FCAC), Josep Pere Colat, insistió ayer desde Reus en que la suspensión de pagos es un hecho puntual entre «unas entidades con más de cien años de historia, la mayoría de las cuales son la principal fuente de financiación de muchos entornos rurales».
El alcalde de L'Aldea, Daniel Andreu, hizo a su vez un llamamiento a sus vecinos y al conjunto de los catalanes a la tranquilidad, mientras la diputada de ICV por Tarragona Hortènsia Grau instó a la Generalitat a actuar de forma «urgente y excepcional» y conceder un crédito a la cooperativa para poder hacer frente a lo ocurrido.
Pero la situación sigue siendo difícil para muchos, aunque crece la calma. Víctor Cardona, párroco de L'Aldea, afirmó ayer a LA RAZÓN que «hemos vivido unos días muy duros porque nadie se esperaba lo que está pasando. Sin embargo, las noticias que nos están llegando nos están tranquilizando porque vemos que la Generalitat y la Diputación están ayudando para desbloquear las cuentas. Ahora empezamos a ver un poco de luz».
Cardona aseguró que el impacto lo ha sufrido para la población. «La gente no quiere salir de casa, como si estuvieran enfermos. Piense que afectados hay de todo tipo. Yo me he encontrado a vecinos que me han dicho llorando que todo lo que les quedaba eran 20 euros en la cartera», aseguró el religioso. En este sentido, Cardona apuntó que Cáritas está ayudando a una docena de familias a las que «les llevamos comida a casa. Es muy duro para ellos verse así y prefieren no salir a pedir ayuda. Pero por ahora todo el pueblo se ha volcado y todos ayudan como pueden. Económicamente los afectados no nos han pedido nada, solo comida».
Las desgracias nunca vienen solas. La situación en L'Aldea es especialmente delicada, recordó el párroco, porque «en los últimos días, por culpa de las inundaciones, se han perdido cosechas».
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