«Un juego de inteligencia»: La caja más tonta que nunca

Director: Hans Weingartner. Guión: Katharina Held y Hans Weingartner. Intérpretes: Moritz Bleibtreu, Elsa Sophie Gambard, Milan Peschel. Austria-Alemania, 07. Duración: 95 min. Drama

Huyan de las películas que quieren proclamar, con pizarra en mano y rotulador indeleble, la necesidad imperiosa de luchar contra el sistema sin proponer un lenguaje ad hoc a sus intenciones. «Un juego de inteligencia» pertenece –como el anterior filme de su autor, la lamentable «Los educadores»– a este género. Cuando un ejecutivo de televisión, cocainómano y desaprensivo, ve la luz después de sufrir un accidente de coche, invierte todas sus energías y dinero en falsear las cuotas de audiencia para demostrar que otra televisión es posible. El objetivo es crear en el espectador la ilusión de que se puede luchar contra la dictadura de los medios, de que las revoluciones no son cosa del pasado, de que una minoría no puede modelar el (mal) gusto de las masas. Es una pena que Hans Weingarten trate al público con la misma condescendencia y el mismo despotismo nada ilustrado que los directivos catódicos que subvencionan patéticos «reality shows» utilizan para camelar a su audiencia: una puesta en escena «mainstream», plagada de buenrollistas videoclips y eslogans presuntamente anárquicos, no es la mejor manera de hacer cine antisistema.