«Bel ami»: Sin mordiente

Lo menos que se podría esperar de una película dirigida por Declan Donnellan es una chispa de novedad, una relectura creativa de un clásico como el «Bel Ami» de Maupassant. Viendo el resultado final, da la impresión de que el fundador de «Cheek by Jowl» debía de estar montando tres espectáculos a la vez mientras su ayudante en estas lides, Nick Ormerod, se dedicaba a jugar a las muñecas con esta adaptación decorativa que empalidece aún más si la comparamos con la pérfida versión que Albert Lewin perpetró en 1947. En ella George Sanders se integraba en el París de la Belle Epoque como un ángel exterminador en una hermosa cámara de las torturas. Su interpretación hacía creíble el poder de destrucción de este arribista sin escrúpulos, capaz de saquear el cuerpo y el alma de tres mujeres para subir hasta la cima de la jerarquía social.

En su lugar, Robert Pattinson exhibe sus limitaciones como actor –que con tanta inteligencia ha utilizado Cronenberg para su «Cosmópolis»– esforzándose en que su físico mórbido tome cuerpo y muerda el texto con la furia ciega de un hombre que no sabe medir el alcance de sus ambiciones. A su lado, la única actriz que parece creer en la vulnerabilidad de su personaje es Christina Ricci.