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OPINIÓN: En la plaza pública

La Razón
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Que miles de ciudadanos salgan a la calle para rezar sin complejos por la familia y la vida es seguramente uno de los mayores desafíos a los que se puede enfrentar el poder en España.

Por eso, quienes se empeñan en politizarlo todo y en confundir principios y valores con banderías y turbios intereses disfrazados de siglas, llevan mal acontecimientos como la Eucaristía por la Familia del próximo domingo.

Se empeñarán en acusarnos de hacer política o de apoyar a unos u otros. Pero sólo salimos a celebrar nuestra Fe en la plaza pública (¿sólo?) y a contarle a quien quiera escucharnos que la destrucción de la familia es la destrucción de la sociedad.

Contra nadie

La cita anual de las familias cristianas, la presencia pública de la Fe y la defensa de los valores que han conformado nuestra cultura y nuestra identidad no van contra nada, ni contra nadie.

Vamos a rezar por la familia. Vamos a decir «no» al suicidio de nuestra sociedad y a la cultura de la muerte. España encabeza siniestras estadísticas. Figuramos al frente del fracaso escolar, del consumo de droga, del paro, de los índices de suicidio. Y del aborto y del divorcio.

Casi nadie relaciona estos parámetros, a pesar de que se presentan juntos y al mismo tiempo, todos ellos actuando sobre una misma sociedad: la nuestra. Y ante esta terrible y cada vez más inquietante confluencia de males, todavía hay quien cree que no tenemos motivos para reunirnos alrededor de la familia.