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Abocadas a abortar por Carmina García Valdés
La mujer que se queda embarazada sufre todo tipo de presiones de su entorno social (pareja, padres, amistades, trabajo) para que interrumpa de forma voluntaria su embarazo, lo que hace que se encuentre en un ambiente totalmente hostil: las dificultades económicas, la falta de un hogar, mujeres que pierden su trabajo o son relegadas a categorías profesionales inferiores porque da mala imagen a la empresa tener una mujer embarazada. Estas situaciones no se producirían si la sociedad considerara el embarazo como una buena noticia y como un bien social que hay que proteger, ayudar y amparar. Si se dieran estas condiciones, ayudaría al progreso de la sociedad. Si socialmente abocamos a estas mujeres a tomar una decisión que no quieren tomar, las destruimos. Cuando caminamos por la calle y vemos a un bebé nos despierta la ternura y nos arranca una sonrisa. Eso es lo que le falta a la sociedad, porque en ese momento debemos acordarnos de los 1,5 millones de niños que no han nacido porque no se ayudó a las madres o porque se las forzó a interrumpir el embarazo. Si desde Red Madre con escasos recursos hemos logrado que el 80% de las mujeres renuncien al aborto, qué no se podrá hacer desde la Administración para que no se sientan solas.
Carmina García Valdés
Directora general de Red Madre
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