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La gran oportunidad por Sandalio Gómez López-Egea
Existe una gran expectación por la reforma laboral que España necesita y el Gobierno se ha comprometido a realizar a primeros de año, en espera de que se alcance un acuerdo social. Son dos los objetivos principales: empleo y competitividad. La mejora del empleo pasa por favorecer la contratación y facilitar la extinción. Impulsar la contratación supone elegir entre dos caminos: reducir el coste salarial, bien sea el salario o la seguridad social, o subvencionarla de forma directa. Hay que dar preferencia a los menores de 30 años y a los mayores de 50 y en cualquier caso las medidas han de ser claras y con la contundencia necesaria. El trabajo a tiempo parcial, muy inferior a la media europea, debe recibir un impulso importante, para dar agilidad y a la vez conciliar trabajo y familia. La extinción plantea dos alternativas: seguir con el modelo actual, encauzando los despidos por la vía objetiva y limitar la indemnización en caso de improcedencia o plantear un nuevo contrato con indemnización pactada, que nos sitúa en un modelo distinto.
La mejora de la competitividad exige potenciar el marco legal existente y concretarlo en los convenios colectivos para facilitar la flexibilidad y la productividad. Hay que avanzar de manera decidida por la flexibilidad funcional y geográfica, la polivalencia, la adaptación de la jornada a lo largo del año y la suspensión de contratos como requisito previo para la extinción. La productividad obliga a eliminar la ultraactividad de los convenios o limitarla en el tiempo, de manera que puedan adaptarse a las exigencias actuales y relacionar en cada empresa la retribución con la productividad real, para conseguir un crecimiento «sano» de los salarios. Es una ocasión única para conseguir que la séptima reforma laboral cumpla sus objetivos y nos alivie del drama del desempleo.
Sandalio Gómez López-Egea
Titular de la Cátedra de Relaciones Laborales del IESE
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