Artistas
Steinbeck pone el dedo en la crisis
Con «De ratones y hombres» se adelantó al panorama de inestabilidad global actual
El devenir de la historia puede hacer pensar que hay ciclos que se repiten. La gran depresión del 29 –que bien podría parecer un «déjà vu» de la crisis que padecemos– fue el caldo de cultivo en el que se inspiró John Steinbeck para escribir una de sus piezas maestras, «De ratones y hombres» (1937). Situación que, salvando las distancias, sigue de actualidad tres cuartos de siglo después. Nació como novela, pero su éxito y su extensión llevaron al futuro Premio Nobel a convertirla en obra de teatro. Trabajo precario, paro, migraciones, desahucios, mercados inestables, miseria, racismo… Este fue el telón de fondo en el que se basó para mostrar una descarnada experiencia de la naturaleza humana. Basada en las suyas propias, cuenta la trágica historia de George –pícaro e ingenioso– y Lennie –un deficiente tan bruto como tierno–, dos trabajadores errantes en la California de la gran depresión cuyo vínculo de amistad y su ideal común los estimula y da sentido a sus vidas en medio de la soledad.
El montaje de Miguel del Arco viene rodado tras su paso por varias ciudades españolas. Juan Caño tradujo literalmente el texto y Del Arco lo ha adaptado: «He quitado localismos americanos y aspectos temporales para hacerlo universal». La acción resulta cercana: «Sorprende su actualidad, su paralelismo con el crack del 29, aunque ahora se habla de macroeconomía y Steinbeck puso la lupa en la microhumanidad. ¿Qué pasa cuando todos pierden? En la crisis, nadie habla de compasión, eso es algo que los políticos no captan».
Atípica pareja
En un mundo de desheredados la vida se vive al límite, es entonces cuando aparece el verdadero fondo del ser humano. «Son una pareja atípica, viajan juntos y esto ya despierta recelos y más si lo hacen para ayudarse. Piensan que George –el más normal– quiere aprovecharse de Lennie –deficiente mental–, no entienden el vínculo afectivo que los une. Una amistad real, problemática, no idílica. Desde la simpleza con la que Lennie mira el mundo obliga a los demás a mirar por sus ojos. Él expone con naturalidad los paraísos perdidos de la infancia y los anhelos a los que aspiran». Sobre este aspecto abunda Roberto Álamo (Lennie): «La obra es un canto a la amistad y al amor de dos seres que se complementan. Miguel ha puesto el acento en lo humano y creo que ha acertado. Esa humanidad está en el texto, pero él la ha resaltado. Son personajes que necesitan ser abrazados, escuchados, queridos. Sufren y la carencia de afecto los lleva a la animalidad».
Sobre el montaje dice Del Arco: «Ha sido duro para la compañía, once personas en el escenario con tres grandes elementos mecánicos. Una tragedia oscura y brutal que, como todas, tiene un punto de catarsis. Exige a los actores abrirse en canal emocionalmente y un esfuerzo físico bestial porque quería sacar esa parte animal y salvaje del ser humano. El trabajo de todos es excelente». Un reparto que cuenta con Roberto Álamo (Lennie) – «Urtain»– y Fernando Cayo (George) –«La caída de los dioses» o «23-F» en cine– junto a Irene Escolar, Antonio Canal...Y concluye: «Es un texto realista pero con vuelo poético. Sus personajes encierran fuertes sensaciones que no dejan salir por ese caparazón que se ponen para defenderse».
Miguel del Arco, el «Más Max»
Miguel del Arco (Madrid, 1965) es la sensación del momento en la dirección teatral. Director, actor, guionista, adaptador y productor, con pocos medios y bastante talento ha conseguido un sello de calidad y el reconocimiento de público y crítica. Con Kamicaze Producciones –fundada con Aitor Tejada–, ha dirigido joyas teatrales como «La violación de Lucrecia», «La función por hacer» –siete premios Max– y «Veraneantes», máxima favorita para la edición del 30 de abril.
- Cuándo: del 12 de abril al 27 de mayo.
- Dónde: Teatro Español. Madrid.
- Cuánto: de 4 a 22 euros. Teléfono. 902 10 12 12.
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