Festival de San Sebastián
El húngaro de siniestra y ominosa belleza por Sergi SÁNCHEZ
¡Acertamos la quiniela! Se impuso la sensatez y el gesto político. Conceder tres premios a la iraní «Nader and Simir: A Separation», que había puesto de acuerdo a toda la prensa especializada, era, por un lado, certificar la dudosa calidad de una sección competitiva que se ha sustentado en cuatro o cinco películas –dos excelentes– y, por otro, mandar un abrazo a Jafar Panahi, amigo del director del Oso de Oro, Asghar Farhadi, y ausente a la fuerza de la Berlinale. La política va por detrás, porque los logros de este magnífico drama costumbrista no dependen de mensajes coyunturales. «Nader and Simir: A Separation» era la película que podía crear un consenso en un jurado de lo más heterogéneo, pero el mejor filme del certamen, el que contenía más toneladas de cine en estado puro, era «The Turin Horse», que se ha llevado con justicia el Premio Especial del Jurado, regalándole al maestro Béla Tarr el primer galardón de peso de toda su carrera. Tal vez la siniestra y ominosa belleza de esta obra maestra –¿para cuándo el primer estreno en salas españolas del cineasta húngaro?– habría merecido la pedrea técnica que ha recompensado a la argentina «El premio», pero los suyos tampoco son premios inmerecidos. Suena a compromiso con la industria del cine alemán el Alfred Bauer para «If Not Who, Us», aunque tampoco está mal celebrar que por fin el pueblo germano puede lidiar con su pasado hablando, sin pelos en la lengua, de nazismo y terrorismo, que riman y son las dos caras de una misma moneda.
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