Huelva

Contador recurre y sigue

Asegura que no se retira e insinúa que puede ir a la Justicia ordinaria: «Está en manos de mis abogados, pero quiero ir hasta el final»

Contador recurre y sigue
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Si la cara es el espejo del alma, la cara de Alberto Contador mostraba ayer un alma rota. «Tengo un sentimiento de decepción y de desilusión enorme. No deseo a nadie el calvario que he pasado. Es un momento de ánimo complicado», comenzó diciendo el ciclista de Pinto, con la voz entrecortada, pero sin lágrimas. Con la mirada perdida no se sabe dónde. Cansado. Había pasado un día desde que conoció la cruel sanción del TAS y Alberto dio explicaciones y habló, sobre todo, de futuro. Un futuro en el que seguirá ligado al ciclismo, en el que no parará de correr. «Es muy duro y esto lo superará», dicen quienes le conocen. «Seguiré plenamente y lo haré de forma limpia, como siempre», asegura él. «Aunque ahora no tengo ánimo, sé que esto me va a hacer más fuerte», añadió. «Seguiré varios años», dijo en otra respuesta. Cuando empezó su pesadilla llegó a decir que si le sancionaban un solo un día, se plantearía retirarse. La sanción es de dos años, pero él continuará sobre la bicicleta. Falta por saber dónde, aunque parece claro que el Saxo Bank es la prioridad. Bjarne Riis, el director del equipo, arropó ayer al ciclista, aunque reconoció que «como Alberto no puede competir, el contrato está roto». Es momento ahora de negociar uno nuevo y el Saxo Bank es la prioridad, dicho por Riis, Contador y Fran, su hermano y hombre de confianza. «Estaríamos encantados de continuar con él. Lo apoyamos porque no vemos en la sentencia razones para no hacerlo», explicó Riis.

Alberto también dejó entrever que la película puede no haber llegado todavía al «The end». Simplemente está en «...to be continued». La vía de la Justicia deportiva está agotada, no caben más recursos, pero sí puede ir a la Justicia ordinaria, a un Tribunal Federal suizo (tiene 30 días para hacerlo). «Está en manos de mis abogados, que están analizando todas las posibilidades, pero yo les he dicho que quiero llegar hasta el final», desveló el pinteño, que está dispuesto a convertirse en una especie de Bosman del ciclismo, en el hombre que no cambie sólo la dirección de su caso, también la de otros futuros de otros deportistas. «Yo no soy abogado, pero la Justicia deportiva difiere de la ordinaria y debería regularse», afirmó. En la Justicia ordinaria deben probar tu culpabilidad; en la deportiva, una vez aparecida la sustancia, es al revés: hay que probar que uno es inocente. Y ni estando claro de dónde ha salido esa sustancia se está libre de la sanción. «Tengo satisfacción en el sentido de que para cualquiera que lea la resolución queda claro que no me he dopado. Quien la lea se dará cuenta de que algo falla», aseguró. «Hablan de que posiblemente sea por un suplemento contaminado, en el que no hay negligencia por mi parte, de una cantidad irrisoria e ínfima que no afecta al rendimiento, y con todo esto me meten la pena máxima. Por más que intento entenderla, no puedo», analizó.

«He hecho todo lo que está en mi mano», insistió Alberto, que lleva peleando un año y medio en el cada mañana se pregunta «¿por qué?». «He pasado cinco horas delante del polígrafo como si fuera un delincuente pocos días antes de disputar el Tour. Y a los jueces del TAS les dije que si había algo más que pudiera hacer, que me lo dijeran», continuó. Pero de nada ha servido. El daño no sólo ha sido moral y profesional, también económico. La «broma» le costará al ciclista cerca de siete millones de euros, entre el contrato roto con el Saxo Bank, la multa de la UCI, lo gastado en abogados, lo que pierde en premios y los costes del juicio, gasto que debe compartir con la Federación Española de Ciclismo.

Contador habló con la voz rota por momentos y fue interrumpido varias veces por los aplausos y los cánticos de varios vecinos y familiares que acudieron a apoyarle. Las muestras de ánimo han sido multitudinarias y él lo agradece. Pinto amaneció con camisetas amarillas de apoyo en muchas terrazas de la localidad. Una furgoneta y un coche con pintadas, con la bandera de España y con el nombre de Alberto junto a los de Nadal, Gasol, Selección, Iniesta u orgullo estaban en el Hotel Las Artes, muy cerca de la casa de Contador, donde el corredor decidió dar sus explicaciones. Incluso más lejos, en Ayamonte, Huelva, Unay Talara, un profesor de Etología de 74 años, comenzó ayer una huelga de hambre en solidaridad con el ciclista.
 
Alberto soltó su discurso inicial y después se quedó como sin fuerzas, con poco ánimo para continuar. Evitó polémicas: no habló de la UCI ni de sus posibles intereses, tampoco de envidia de los franceses, miró cariacontecido a Riis cuando el danés dijo que el contrato estaba roto... Se le notaba con cierto agobio tras tantas horas de intensidad. «No considero justa la sanción», fue su declaración final antes de levantarse y recibir el último aplauso.