Bruselas
Gibraltar vuelve a tensar la relación con España
El Foreign Office tilda de «intolerable» la sanción a un barco del Peñón que pescaba ilegalmente atún rojo
Madrid- El Gobierno español quiere dar por zanjado el nuevo choque diplomático con Reino Unido tras la detención de una embarcación deportiva gibraltareña que el viernes se encontraba pescando atún rojo en la bahía de Algeciras, un tipo de captura que está prohibida por la Unión Europea, de acuerdo con la legislación internacional. Fuentes del Ministerio de Exteriores aseguraron ayer a LA RAZÓN que «no habrá respuesta» al comunicado del Foreign Office en el que el secretario de Estado británico para Europa, David Lidington, califica de «intolerable e ilegal» la actuación de una patrullera de la Guardia Civil, que se limitó a «acompañar», sin llegar a detenerlo, al barco gibraltareño hasta el puerto de Algeciras, donde se le revisó la documentación y se le impuso una multa antes de permitirle volver al puerto del Peñón.
La versión que ofreció ayer el Ejecutivo de Fabian Picardo fue muy diferente. En un comunicado afirma que los agentes españoles «abordaron y tomaron el control de un barco en aguas territoriales de Gibraltar y, a continuación, trasladaron a sus ocupantes al puerto de Algeciras a gran velocidad y sin luces de navegación». En el mismo documento reclama al Gobierno de Londres que tome medidas para «defender la integridad territorial de Gibraltar por todos los medios que tiene a su disposición de una forma razonable y mesurada, pero eficaz».
Lo peor no fue el tono beligerante de las autoridades del Peñón, sino que Londres entrase al trapo y, por boca de David Lidington, mostrase una notable ignorancia respecto a lo realmente ocurrido. El secretario de Estado británico para Europa manifiesta textualmente en otra nota de prensa que está «conmocionado por el comportamiento vergonzoso de la Guardia Civil española, que detuvo a dos gibraltareños en jurisdicción británica y los llevó a España». De paso añade, sin que venga a cuento, que «nunca cerrará ningún acuerdo por el que el pueblo gibraltareño pudiera pasar a estar bajo la soberanía de cualquier otro Estado en contra de sus deseos».
Como señaló a este diario el alcalde de Algeciras y diputado del PP, José Ignacio Landaluce, «ni hubo detención, ni fue en aguas gibraltareñas por la sencilla razón de que no tienen jurisdicción sobre aguas». Landaluce añadió que la patrullera de la Guardia Civil «en ningún momento apagó sus luces», como afirma Picardo, «y actuó siempre dentro de la legalidad».
Los mismos argumentos que el secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Gonzalo de Benito, se encargó de exponer ante el ministro británico de Exteriores, William Hague, aprovechando su presencia en el Consejo de Asuntos Generales, que se celebró ayer en Bruselas. Las autoridades españolas consideran que la Guardia Civil efectuó «un control normal», por lo que dan por cerrado el incidente sin más consecuencias, al menos de momento, ya que, como recuerda un diplomático español buen conocedor de los problemas que cíclicamente genera el Peñón, «Gibraltar siempre es una caja de sorpresas».
Picardo esquiva a los pescadores
Pedro Maza ni siquiera se plantea que el incidente con el barco gibraltareño, el pasado viernes, pueda perjudicar al esperado acuerdo de pesca con Gibraltar. El presidente de la Cofradía de Pescadores de Algeciras no se lo plantea, simplemente, porque en 23 días los representantes de la «comisión» nombrada por el Ejecutivo del Peñón se han limitado a «darles largas». Faltan siete días para que expire el plazo que se dieron ambas partes para negociar y «no hay novedad, aunque estamos intentando por todos los medios vernos el miércoles o el jueves». Del acuerdo dependen unas 400 familias, que viven de la pesca tradicional.
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