Granada

Sasha le roba plano a Michelle

Ajena a la gente que se agolpaba en la playa para verla de cerca, la hija menor de los Obama corrió, jugó y chapoteó en el agua. Ayer, ella fue la protagonista del día

Los miembros seguridad españoles se están empleando al cien por cien en la complicada tarea de proteger a la familia americana.
Los miembros seguridad españoles se están empleando al cien por cien en la complicada tarea de proteger a la familia americana.larazon

Sasha estaba feliz. Después de dos días de turismo cultural, aburridas y largas explicaciones y de pasar un calor de aúpa, por fin pudo disfrutar de las vacaciones propias de una niña de nueve años. Ayer por la mañana tocaba playa. Al fin y al cabo, ésa era una de las cosas que más le entusiasmó cuando le dijeron que era la elegida para viajar con su madre a España. Y con esa promesa invitó a sus amigas, las más íntimas, a que la acompañaran a España, ese país lleno de sol. Pisó la arena, se embadurnó los pies y apenas le dio tiempo a quitarse las zapatillas. De una carrera se zambulló en el mar, jugó entre las olas y deleitó a los fotógrafos (la cámara estuvo pendiente de ella sin perder un gesto) con un catálogo de piruetas y expresiones que la hacían digna heredera de Esther Williams, o mejor de Gemma Mengual, que para eso estamos en España.
 

Eso sí, esta sirena también tenía su propio equipo de natación sincronizada: sus amigas y dos escoltas, que vestidos con trajes de neopreno, no le quitaron el ojo a la pequeña nadadora, como jueces dispuestos a darle una puntuación a sus avances en el mar. No se desprendió de unas gafas de bucear rosas a juego con sus uñas y con su colorido bañador de rayas. Sasha, coqueta, como ella sola, no pudo esperar a volver a su paíspara lucir la falda blanca y la tobillera que su madre había elegido en su tarde de compras en Marbella.


Michelle se «escondió»
Bailando sobre la arena, lucía con gran estilo los volantes de su falda marbellí. No para. Arrodillada en la arena, se mira los pies porque parece haberse clavado una pequeña concha en una de sus carreras hacia la orilla. Algunos de los miembros de su séquito se sientan con ella en la orilla pero no se deciden a hacer castillos de arena. Debe de ser la falta de costumbre. Tampoco lucen bañador, igual si se despojan de él pierden sus superpoderes de vigilantes presidenciales. Era el momento de Sasha. Ella y sus amigas difrutaron e hicieron disfrutar a los demás y brindaron las imágenes más entrañables de esta presidencial visita.
 
Mientras, su madre se «escondía». De ella apenas se pudo contemplar una imagen entrando en el Beach Club del Hotel Villa Padierna. Con un vestido negro y un llamativo pañuelo de flores, que primero lució en el cuello y luego en la cabeza. Y es que la curiosidad del día era comprobar los resultados de la estricta dieta que esclaviza a Michelle desde que su nuevo estatus de primera dama la hizo comenzar la «operación bikini» antes de tiempo. Pero la señora de Obama no dejó a nadie de una pieza porque no lució el dos piezas. O al menos no a los ojos de los avispados turistas. Temerosa y precavida, prefirió resguardarse del sol en una de las hamacas libanesas con las que cuenta la zona VIP del Hotel Villa Padierna. Ni siquiera manchó sus pies de arena, porque estas hamacas están situados sobre un suelo de césped artificial. Michelle casi no se dejó ver. Su figura se intuía a través de las finas cortinas que cubrían las hamacas. Otra vez será. Mientras, los turistas más curiosos interrumpían sus paseo playero en el linde de la playa que ha acotado el establecimiento, y, cámara en mano, aguzaban el «zoom» para intentar robar alguna imagen.

Parece que la jornada del jueves en Granada resultó agotadora para la familia Obama porque no les apeteció madrugar. Un poco antes de la una de la tarde llegaron a Estepona, al club de playa que el hotel Villa Padierna tiene en la playa de Costalita. Allí les esperaban más de 300 curiosos entre vecinos y turistas que sí madrugaron para coger sitio. Cuando vieron aparecer a los 13 coches de la comitiva, que ya se están empezando a hacer familiares en la zona, no dudaron en corear el nombre de la esposa de Obama a modo de bienvenida, mientras la pedían que saludara. Todo el esfuerzo es poco para agradecer a la primera dama la publicidad gratuita que le está dando a la zona. Porque la estancia de Michelle está siendo un verdadero «lifting» para una ciudad orgullosa de su patrimonio cultural, histórico y gastronómico, que quiere quitarse para siempre el lastre de la corrupción y el injusto sanbenito de ser el refugio de personajillos del corazón y los mafiosos del Este. Es un premio gordo en pleno mes de agosto para una ciudad y para un país que ya ha estado en boca de todos tras vencer el Mundial de Suráfrica. No hay capacidad económica para hacer semejante campaña de publicidad en Estados Unidos. Y es que los americanos, en su afán por imitar todas las ideas de sus gobernantes, ya piensan en elegir la Costa del Sol en su próxima visita a las agencias de viajes. Porque la repercusión que la noticia tendrá en 660 televisiones, 2.500 periódicos, 2.100 medios digitales, 900 radios, 950 revistas generales y 900 del corazón, según un estudio realizado por la empresa Oak Power Comunicación, es el mejor pasaporte para que Marbella vuelva a convertirse en el paraíso del lujo y el «glamour» de antaño, cuando Jaime de Mora y Aragón, Gunilla Von Bismarck y Alfonso de Hohenlohe se esmeraban para que cada día y cada noche que disfrutaban de Marbella fuera especial.


El jamón se come aquí
A eso contribuirán también hoy un malagueño de cuna y una americana de origen mexicano, que gracias a su pasión por España, ha conseguido que Michelle Obama tuviera otra razón de peso para visitar Marbella. Antonio Banderas y Eva Longoria serán los anfitriones de la «Starlite Gala», una reunión benéfica que hará brillar todavía más los ya famosos mármoles del Villa Padierna. La primera dama está entre los 500 invitados a la cena aunque se desconoce si ella abonará los 800 euros del cubierto, o con su presencia será suficiente publicidad para atraer a más almas solidarias. Antes le espera Ronda donde se trasladará en helicóptero. Una visita a la famosa plaza de toros de la localidad y a la cueva del Rey Moro son algunos de los destinos que le esperan, además de disfrutar de la gastronomía del lugar en un restaurante del centro de la ciudad. Eso sí, tendrá que comer todo el jamón de bellota que pueda, porque los dos que le han regalado dentro del lote de productos típicos andaluces se tendrán que quedar en España. Sorry, Miss Obama.



Cacheos en la playa
Policía Nacional, Policía Local, Guardia Civil, lanchas neumáticas y buzos. Los miembros seguridad españoles se están empleando al cien por cien en la complicada tarea de proteger a la familia americana. Mano a mano con el servicio secreto estadounidense, los efectivos interrumpían el paseo por la playa de los turistas para inspeccionar sus bolsas. Los perros también se afanaban su búsqueda de algún elemento sospechoso.