Conciertos
Gigante Domingo
Lo que se vivió ayer dentro y fuera del Teatro Real es ya historia. Según el cronómetro de Antonio Moral, director artístico del coliseo, fueron 23 minutos, 28 segundos de aplausos. Y es que todo hacía presagiar que los 33 grados que señalaba el termométro en la explanada frente al Teatro se superarían con creces dentro, donde al menos tres veces el público estalló en aplausos en mitad de la representación de «Simon Boccanegra»
Su muerte, al final de la función, dejó al público sin aliento. Y cuando cayó el telón fue el delirio. La Reina fue una de las primeras que se levantó de su asiento para aplaudir de pie a todo el elenco y así se mantuvo durante los 23 minutos que duró una ovación interminable y que no perdió intensidad ni un solo segundo. Furlanetto Giordani e Inva Mula, que sustituía, cómo no, a una Angela Gheorghiu que se mostró indispuesta, se llevaron las primeras ovaciones cerradas. Cuando salió Plácido «Boccanegra» el público se puso en pie y parecía que ya no iba a dejar de aplaudir. En el escenario estaban todos: el coro, los músicos, el maestro López Cobos y los cantantes principales. Protagonismo RealEl público madrileño, como muy esquivo, por decirlo de una manera suave, a la hora de recompensar con palmas a los cantantes, ayer no tuvo el menor rubor en dejarse las palmas en una función que ya pertenece a la historia. Cuando cayó el telón todo el reparto subió a la segunda planta y salió a saludar al balcón. Afuera, en la explanada, el respetable, que había acampado desde las cinco de la tarde con paraguas, gorros, gafas de sol, botellas de agua, estalló en vítores. Todos los focos le apuntaban a él, pero Plácido, una vez más, quiso restar el protagonismo de ser uno de los más grandes e inmediatamente se lo cedió a Su Majestad la Reina. «Tenemos una sorpresa», dijo, y apareció doña Sofía. Señalándola comentó, no necesita presentación, y siguió la lluvia de aplausos. Ante la petición de que cantase, Domingo se dejó la voz con el chotis de Agustín Lara «Madrid, Madrid, Madrid, pedazo de ...», que enloqueció a miles de madrileños que esperaban su gran recompensa, pasadas las once y media de la noche. Su pequeño repertorio lo cerró con el «Campeones, campeones, oé, oé...», mientras decía a todos los presentes «seguimos con "La Roja"». Domingo, que es un tenor acostumbrado a romper récords y marcas, batió ayer el que él mismo había conseguido 72 horas antes, los 15 minutos de palausos del día 22 se transformaron en más de 23. Todavía queda una pequeña función el día 28. Quien sabe si esa noche llegará a los treinta mintuos. Tiempo al tiempo. Todo eso, a pesar de que la tarde empezó con un traspiés, la caída del cartel de Angela Gheorghiu, aunque todo se encarriló en cuestión de segundos y este «Simon Boccanegra» de Madrid se terminó convirtiendo en una fiesta mayúscula, con familias enteras situadas en una abarrotada explanada, soportandolas altas temperaturas. No es de extrañar que a más de uno se le saltaran las lágrimas. Si el pasado día 22, Domingo celebró su proeza hasta pasadas la cuatro de la mañana, a buen seguro que ayer el tenor guardó su reloj en el bolsillo para no estar pendiente de la dictadura de las manecillas. Y recordamos que queda una función.
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