Presentación

OPINIÓN: La final de 100

plusmarquista español de 100 m y semifinalista hoy en Daegu 

La Razón
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«On your marks»... «Set»... El silencio se ha apoderado del estadio. En pocos acontecimientos podrán ver cómo todo el mundo está en semejante silencio. Hasta en sus casas aguardarán así los próximos «casi» 10 segundos. Suena un disparo y todo el mundo empieza a gritar. Por el centro de la pista un objetivo de las miradas, viste de amarillo y verde, 1,96, destaca por encima de sus rivales: es Usain Bolt. Está solo por la ausencia de Powell y Gay. Dos calles más a la derecha, castaño, 1,90, desgarbado y cara de niño, la esperanza blanca. Lemaitre (el maestro, en francés) va acelerando, aguardando a los últimos 40 metros para dar su máximo. Su objetivo, 9.90. Otra camiseta amarilla y verde, quizá dos más, sí, también de Jamaica, correrán cerca. Ellos dominan el 100, son la superpotencia de la velocidad.
La meta se acerca, la gente toma aire preparando el grito, como en la consecución de un gol. Se aguarda al vencedor y lo que es más importante, cuánto ha tardado. Si no es récord del mundo, faltará algo para la mayoría del público... Nos estamos acostumbrando mal a tanto récord. Algo tan difícil de conseguir antes se ha hecho habitual estos últimos años. El vencedor abre los brazos, abraza al público, se ha convertido en el Rey de los mundiales, en el hombre más rápido del mundo.