Barcelona
La dureza de los sindicatos deja a Nissan sin la nueva furgoneta
Nissan ha decidido adjudicar el vehículo a otra planta ante la instransigencia de los sindicatos.
BARCELONA- El precario momento que atraviesa el mercado de la automoción, tras la fin de las ayudas por la compra de vehículos y la subida del IVA, siembra de incertidumbre el sector. El penúltimo ejemplo: Nissan. La firma nipona y los sindicatos llevan varias semanas negociando diversas medidas para mejorar la productividad de la planta de la Zona Franca. En el horizonte estaba en juego la adjudicación de la nueva furgoneta «pick-up» (vehículos que tienen en la parte trasera una zona de descarga descubierta). Sin embargo, la dirección de la compañía anunció ayer que descartaba la factoría de Barcelona como candidata a fabricar el nuevo modelo para el mercado europeo y de los países más cercanos.
El subdirector general de operaciones industriales de Nissan Motor Ibérica, Frank Torres, explicó que el comité de la multinacional tomó esta decisión después de ver como los sindicatos rechazaban las nuevas medidas propuestas por la dirección para ganar competitividad. Estas medidas incluían la congelación de los salarios durante tres años (de 2012 a 2014) y un aumento de la flexibilidad con quince sábados productivos al año.
«El no a Barcelona introduce la incertidumbre sobre el futuro», dijo Torres, que ha atribuido la decisión a la actitud de rechazo a las medidas por parte del comité. Torres, además, apuntó que la decisión de los máximos dirigentes de Nissan puede comprometer el futuro a largo plazo de la planta de Barcelona ya que, de momento, la actividad al nivel actual sólo está garantizada para los próximos dos años.
Los sindicatos, tras conocer la decisión, se mostraron abiertos a reabrir el diálogo con la empresa sobre las condiciones que harían posible todavía la adjudicación del vehículo. El portavoz de MCA-UGT, Andrés Mateos, señaló que Nissan «nunca se ha negado a dialogar y mucho menos si estamos hablando del futuro de la planta. El problema es que no podemos aceptar chantajes».
La adjudicación a la planta de Barcelona de la furgoneta «pick-up», que empezaría a fabricarse en 2014, garantizaría la producción en la fábrica durante diez años, ya que supondría una producción anual de unos 60.000 vehículos, volumen de trabajo que los sindicatos admiten que necesitan «como agua de mayo».
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