Barcelona
CiU y PSC sellan la sociovergencia con un pacto para investir a Mas
El 79.250, el número del «Gordo», no cayó ayer en la calle Còrsega 331, aunque en la sede de Convergència Democràtica de Catalunya también abrieron botellas de cava –un brut nature «Quatre barres», como los que regala Xavier Trias por Navidad–, para celebrar la investidura de Artur Mas.
Tras una maratoniana jornada de negociaciones, a las 18.30 de la tarde, en un lugar fuera del Parlament, Mas cerraba su investidura con un apretón de manos con Joaquim Nadal, presidente del grupo parlamentario del PSC. CiU se decantó por la sociovergencia –la alianza que en 2006 reclamaban los empresarios catalanes para evitar un segundo tripartito–, antes que por una colaboración con el PP.
CiU necesitaba la colaboración pasiva de unos u otros, la abstención para el día de hoy de al menos 12 diputados, para conseguir la investidura de Mas como 129 presidente de la Generalitat.
El PP decidirá hoy su voto
Felip Puig, el negociador de CiU, se sentó en la mesa de mercadeo con un argumento: «Tenéis que apoyar a Mas por responsabilidad». Un motivo con muchas variaciones: porque CiU logró 62 escaños, 34 diputados más que la segunda fuerza política, el PSC; porque venció en todas las comarcas… Aunque ninguna convenciera a socialistas ni a populares. Porque lo que querían el PSC y el PP era un gesto programático por parte de CiU a cambio de su abstención. Puig dedicó la mañana a escuchar las demandas de los socialistas, a través de Miquel Iceta, y del PP, que representaba Jordi Cornet. También de ERC.
A última hora de la tarde, el PP no consiguió ninguna razón para cambiar el voto inicial del PP en contra de la investidura de Mas. «Si no nos invitan a la boda, no vamos a hacerles un regalo», resumieron fuentes del PP. Los republicanos tampoco.
En cambio, las conversaciones entre CiU y PSC fueron más fructíferas. Puig e Iceta cerraron un preacuerdo suscrito a una reunión entre Mas y Nadal, que tendría lugar por la tarde y en la que participaron los propios Iceta, Puig y en nombre de UDC, Josep Mª Pelegrí y Josep Antoni Duran Lleida vía telefónica desde Madrid. A las 18.30 cerraban un «Acuerdo para facilitar la investidura de Artur Mas como presidente», del que se desprende que no habrá ninguna maniobra políticamente relevante esta legislatura sin contar con un consenso entre CiU y el PSC. Los socialistas consiguen su propósito de convertirse en interlocutores aventajados delante de CiU.
Se aseguran «la presencia de la oposición en los mecanismos bilaterales de negociación Estado-Generalitat». Con este acuerdo, blindan su presencia si tras las elecciones generales de 2012, las negociaciones pasaran a ser entre CiU y el PP de Mariano Rajoy. También han logrado que «las reformas del marco estatutario y constitucional se plantearán dentro del consenso, como mínimo, de ambas formaciones políticas». CiU y PSC acordaron, después de años de divergencias, impulsar la ley electoral para Cataluña.
Además de medidas para superar la crisis económica y ayudar al mundo local, el PSC «blinda» medidas que impulsó el tripartito, como la puesta en marcha del Área Metropolitana de Barcelona, el Pacto Nacional por la Inmigración y por la Investigación e Innovación. Así como «preservar el modelo educativo definido en la Ley de Educación», un modo de defender el modelo lingüístico de la escuela catalana ante las últimas sentencias del Supremo.
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