Teherán

La batalla por el petróleo canario

España retoma la explotación de un yacimiento que podría reducir su dependencia del crudo un 15%. Marruecos toma ventaja en la explotación

La batalla por el petróleo canario
La batalla por el petróleo canariolarazon

Madrid- El elevado precio del petróleo, a 110 dólares de promedio por barril, y el embargo a las importaciones de crudo iraní, segundo mayor proveedor de España, han decidido al Gobierno a retomar la exploración de la bolsa de crudo y gas que albergan las aguas canarias frente a las costas de Lanzarote y Fuerteventura. Nueve bloques adjudicados en 2002 a Repsol que, de colmar las expectativas, supondrían entre 140.000 y 150.000 barriles diarios. Se trata de una cantidad que cubriría casi por sí misma la pérdida de las importaciones iraníes, que ascendieron en 2011 a 196.000 barriles diarios, paralizadas por el embargo decretado por la Unión Europea a Teherán a partir del 1 de julio. El objetivo no es otro que reducir la dependencia petrolera española, que supera el 98%.

Necesidad
Como ha reconocido el ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, España «no puede permitirse renunciar a la exploración de estos recursos», unos yacimientos donde habría «mucho petróleo y de buena calidad». Las estimaciones hablan de una bolsa de mil millones de barriles, lo que supondría contar con una fuente de hidrocarburos para los próximos 25 o 30 años, que podría abastecer entre el 11 y el 15% del consumo de España.
El área de exploración abarca 6.100 kilómetros cuadrados en la plataforma continental de Lanzarote y Fuerteventura, una localización muy próxima a la sahariana donde Marruecos ya ha encontrado petróleo, y donde el reino alauí ha concedido varias licencias para reconocer el yacimiento. Éste es el principal motivo por el que el Gobierno ha decidido volver a la carga con un proyecto paralizado por el Supremo en 2004. Las reticencias de las administraciones canarias a la exploración, por el riesgo de impacto medioambiental en una zona muy sensible y próxima a unas costas que viven del turismo, se han reducido por el empuje marroquí. «Desde Canarias se veía con recelo, pero si Marruecos se decide a explotar estos recursos y hay algún problema, la contaminación llegaría igualmente a las costas canarias», aclara a este diario Agustín Calzada, director de la consultora Ernst&Young en Canarias. «El principal problema estriba en el límite de la jurisdicción de las aguas, que no está establecida. Marruecos ha decidido unilateralmente que le corresponden 200 millas desde sus costas –prácticamente todas las aguas que rodean a las islas menos La Palma y El Hierro– y ya ha dado las licencias. Si España se retrasa, a lo mejor no llega. Para entendernos, el yacimiento es un vaso de limonada donde hay dos pajitas: el primero que empiece a sorber, bebe más», explica Calzada.
Soria anunció que los yacimientos se encuentran a unas 50 millas de las costas canarias, más allá de las 12 millas que le corresponden como territorio archipielágico, según la legislación internacional. Un asunto espinoso que obliga a acelerar las negociaciones con el rey Mohamed VI. «Cuando hay algo que se puede repartir, lo lógico es que se llegue a un acuerdo. Es beneficioso para Canarias y es la hora de llevarlo a cabo. Primero, para acabar con el monocultivo turístico y, segundo, para reducir el elevado desempleo en las islas», sostiene Calzada. Especialmente si, como auguran los estudios, la franja más prometedora –Tarfaya, Agadir, Lanzarote y Fuerteventura– se convierte, por las similitudes geológicas, en una zona de explotación tan fructífera como la del Mar del Norte. 140.000 barriles diarios que dejarían en nada los 8.000 del que es ahora el mayor yacimiento español, denominado Casablanca, a unos 45 kilómetros mar adentro del delta del Ebro, y en marginales los 903.192 barriles anuales que producen los escasos pozos nacionales, frente a los 51 millones de barriles que podrían extraerse de Canarias cada año. Demasiados como para no intentarlo.


Los límites de Mohamed VI
Pese a que el Gobierno aprobó en diciembre de 2010 una ley de aguas canarias para acabar con la indefinición en los límites jurisdiccionales, su contenido es interpretable. La opción más ventajosa para España sería un acuerdo con Marruecos para trazar una mediana imaginaria a partir de puntos medios entre las costas canarias y marroquíes que daría a ambos acceso por igual a la explotación del yacimiento. De momento, el reino alauí ha concedido licencias más allá de esta hipotética mediana.